Así son los dispositivos de control para agresores sexuales

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dispositivos violencia sexual

Las mujeres víctimas de violencia sexual que se hayan visto afectadas por las reducciones de condena y las excarcelaciones de sus agresores por la aplicación de la ley del solo sí es sí pueden pedir los dispositivos contra el maltrato. El Ministerio de Igualdad extiende así el uso de estas pulseras de seguimiento a las víctimas de violencia sexual cuyos agresores salgan antes de la cárcel en régimen de libertad vigilada o con una orden de alejamiento, ya que, hasta ahora, se utilizaban solo para las que hayan sufrido violencia de género, entendida como la que se produce dentro de la pareja o expareja. 

Así lo anunció Victoria Rosell, la delegada del Gobierno contra la violencia de género, en la presentación de la Estrategia estatal para combatir las violencias machistas 2022-2025. Según Rosell, a partir de ahora podrán pedir las pulseras las víctimas afectadas por “revisiones de penas sorpresivas o excarcelaciones inesperadas unos meses antes de la previsión inicial de libertad”. Además, Rosell también anunció que el servicio telefónico de atención y protección a las víctimas de violencia de género (ATENPRO) quedará abierto también a estas mujeres.

En concreto, la delegada del Gobierno explicó que se va a licitar un nuevo contrato que estará en vigor en febrero de 2024 para incluir la violencia sexual en el uso de estas pulseras. Rosell afirmó que, aún sin licitación, ya dio la instrucción en diciembre, tras estallar la alarma social por las rebajas de penas a consecuencia de la aplicación de la ley de libertad sexual, “de que se atienda en 24 horas las peticiones judiciales de instalación de dispositivos a estas víctimas afectadas por estas situaciones”.  Según Rosell, la decisión ya se ha comunicado al Centro de Control Cometa que monitoriza estos dispositivos, a la Fiscalía y al Consejo General del Poder Judicial. 

Según corroboran a Newtral.es fuentes de la Fiscalía General del Estado, Teresa Paramato, la fiscal de sala de violencia sobre la mujer, comunicó a través de un “oficio” a las fiscalías de todo el país la posibilidad de solicitar el dispositivo de seguimiento para proteger a las víctimas de violencia sexual. 

La ley del sólo sí es sí en su artículo 45 ya incorpora la imposición de “dispositivos telemáticos de control de penas” cuando así lo ordene un juez. Pero la desprotección en la que deja a muchas mujeres la aplicación de la norma cuyos agresores se hayan beneficiado de rebajas de condena ha obligado a Igualdad a actuar. Aunque no han dado cifras precisas por protección y seguridad de las víctimas, fuentes de Igualdad aseguran a Newtral.es que ya han instalado “todos los dispositivos que se han requerido para los casos previstos de revisión de condena”.

¿Son eficaces los dispositivos de control contra la violencia sexual?

Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género, advierte que este tipo de medidas de control “no son la panacea”. “Necesitan la colaboración de las víctimas y esto no es siempre fácil: las pulseras pueden suponer un engorro en el día a día, en el trabajo, por ejemplo, ellas deben estar pendientes de cargarlas, de no olvidarlas…”, enumera la fiscal, que relata casos reales en los que las mujeres han llegado a renunciar a llevar este dispositivo “porque no les compensa, les supone una molestia”. 

“Si la víctima corre un peligro grave o se siente atemorizada ante la excarcelación de su agresor, entonces sí tiene sentido ordenar el dispositivo, hay que ponderar muchos inconvenientes a la hora de solicitar la medida y estudiar caso por caso”, argumenta Gisbert.

Al fin y al cabo, las pulseras contra el maltrato funcionan en dos direcciones: “Son una privación ambulatoria de la libertad también para las agredidas, lo que puede suponer una victimización secundaria”, apunta la fiscal. Es decir, las pulseras pueden servir como recordatorio constante de lo que le ha ocurrido a la víctima. 

¿Cómo se aplicarán estos dispositivos en caso de violencia sexual?

Los delitos sexuales penados con prisión deben ser sometidos a libertad vigilada, incluso si el juez anula el ingreso en la cárcel por tratarse de condenas inferiores a dos años. Así lo estableció el Tribunal Supremo en 2014 cuando dictó una sentencia en la que fijaba la “libertad vigilada como medida postdelictiva en delitos sexuales”. Y continuaba: “Es obligatoria su imposición en sentencia salvo los casos excepcionales en que el Código Penal autoriza a prescindir de ella (delincuente primario al que se condena por un único delito)”. Además, el fallo añadía que “la posibilidad de suspensión de la pena privativa de libertad no habilita para dejar de imponer tal medida, que deberá cumplirse una vez extinguida la pena principal, sin perjuicio de las posibilidades de reducción, revisión o incluso cese que prevé el Código Penal”.

Por tanto, según esta sentencia, es obligatorio que un delincuente sexual que sale de la cárcel tras cumplir condena tenga una pena de libertad vigilada. Y para controlar esta pena, según establece el artículo 106 del CP, se somete al condenado a control judicial mediante “aparatos electrónicos que permitan su seguimiento permanente”. Es decir, las pulseras contra el maltrato. 

“Estos dispositivos son una manera de controlar una medida cautelar o una condena de alejamiento”, apunta en este sentido la fiscal Susana Gisbert. “En principio, nunca ha habido ninguna limitación legal para imponer el uso de estos dispositivos en casos de violencia sexual, sin embargo, en la práctica no se estaba haciendo”, añade. Un punto que ratifican también desde la fiscalía. “Legalmente, se puede solicitar para cualquier supuesto en el que hubiera una orden de alejamiento”, indican. En cualquier caso, recuerdan que es el juez el único capaz de decretar esta orden. 

¿En qué consisten estos dispositivos?

Los dispositivos de control telemático, como detalla Igualdad, permiten verificar el cumplimiento de las medidas y penas de prohibición de aproximación a la víctima impuestas en los procedimientos que se sigan por violencia de género en los que la autoridad judicial acuerde su uso. El sistema proporciona, por tanto, información sobre el cumplimiento o incumplimiento de las medidas o penas, así como de las posibles incidencias, tanto accidentales como provocadas, en el funcionamiento de los dispositivos electrónicos utilizados.

El servicio lo presta actualmente una empresa privada, Telefónica, y un centro de control llamado Cometa coordina las alertas que emiten los dispositivos y avisa a la policía y a los órganos judiciales en caso de que el maltratador (y ahora también el agresor que comete un acto de violencia sexual) se acerque a la víctima más allá de lo dictado por el juez en su condena o incumpla cualquier medida judicial.

Según los últimos datos del Boletín Estadístico Mensual, hasta el 30 de noviembre de 2022 había 3.015 dispositivos activos en España, un 16,77% más que los activos el mismo mes del año anterior. En total, desde que el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero puso en marcha este sistema de vigilancia en el ámbito nacional en 2009, se han instalado 12.665 pulseras. 

¿Cómo funcionan las pulseras telemáticas?

Las pulseras de control son dispositivos capaces de geolocalizar tanto a la víctima como al agresor y envíar una alerta si este último se salta el perímetro definido por el juez en su condena. Por ello, el dispositivo lo llevan tanto el agresor, que queda en libertad vigilada, como la víctima. 

En el caso del agresor, este lleva dos aparatos que no se pueden separar el uno del otro más que unos pocos metros. Por un lado, porta un pequeño brazalete, en el tobillo o en la muñeca, que emite una señal de radiofrecuencia. Esta señal es captada por el otro dispositivo, una especie de teléfono móvil, que cuenta con tecnología GPS para monitorizar sus movimientos.

Lo que lleva la víctima es este mismo dispositivo, aunque el de ella dispone de una antena de radiofrecuencia con un alcance de hasta 500 metros capaz de detectar el brazalete del agresor en caso de que se acerque más allá de la distancia dictaminada por el juez en la medida cautelar. Tanto el del agresor como el de la víctima disponen de una pantalla para recibir mensajes y no tiene un botón de apagado o encendido para evitar su desconexión. Además, el de la agredida tiene un botón del pánico para enviar un mensaje al centro de control Cometa.

El sistema permite configurar en los dispositivos, que ahora también se emplearán contra la violencia sexual, zonas de exclusión concretas, es decir, realizar el seguimiento de la prohibición de aproximación en distintas ubicaciones físicas, como el domicilio, el lugar de trabajo, el centro escolar o, incluso, el término municipal.

Fuentes

Susana Gisbert, fiscal especializada en violencia de género

Fiscalía General del Estado

Rueda de prensa del Ministerio de Igualdad

Ministerio de Igualdad

Boletín estadístico de la Delegación del Gobierno contra la violencia de género

Información sobre los dispositivos de la Delegación del Gobierno contra la violencia de género

Sentencia del Tribunal Supremo del 2014

Código Penal

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