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El 20 de octubre estaba marcado en el calendario como el día en que volveríamos a las calles, como en abril, pero esta vez en zonas turísticas para reivindicar allí en donde el desarrollismo, la urbanización incontrolada, el destrozo de nuestras costas y la masificación son más que evidentes y reflejan la insostenibilidad del modelo turístico de las islas.
Las movilizaciones, que partieron a las 12:00 de la mañana y a las 13:00 fuera de las islas, tuvieron lugar en Gran Canaria, Lanzarote, Fuerteventura, La Palma, Tenerife, El Hierro y también en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Granada y Berlín, demostrando una vez más el colapso social y medioambiental al que hemos llegado, con una destrucción del territorio indiscriminada a lo largo de todo el archipiélago, los salarios más bajos del estado y la cesta de la compra más cara, con casi 800.000 personas en riesgo de pobreza y exclusión social, siendo la comunidad con mayor número de viviendas vacacionales y donde más ha aumentado el precio del alquiler. Una problemática que no hace sino agravarse y que tiene un origen común: un modelo de desarrollo insostenible que destruye todo a su paso.
Por su parte, los representantes públicos niegan sistemáticamente estos problemas, negándose a aplicar ninguna de las medidas que reclama la ciudadanía, con una actitud completamente negligente, que está provocando una crisis social y medioambiental sin precedentes. Lejos de controlar y limitar la industria turística depredadora que nos está expulsando de nuestro territorio, dedican fondos y recursos públicos para seguir promocionando una actividad privada e incrementar el número de visitantes, que baten récords de llegadas mes tras mes, con previsiones de terminar el año con más de 18 millones. Además, tergiversan la información y acusan al pueblo que se manifiesta de estar en contra del turismo, de “morder la mano que nos da de comer” y de perjudicar la imagen del destino turístico.
Queremos aclarar una vez más que las protestas no son contra el turismo ni las personas que nos visitan, son contra un modelo económico y de desarrollo insostenible que nos está ahogando, que consume nuestro territorio y nuestra vida a cambio de unos trabajos precarios, de unos salarios de miseria, que masifica y deteriora nuestros espacios naturales, que turistifica nuestros pueblos y barrios y nos expulsa de ellos, que nos deja sin vivienda, sin agua y sin calidad de vida mientras unos pocos se enriquecen a nuestra costa.
Desde Ben Magec – Ecologistas en Acción, como colectivo convocante de las movilizaciones y miembro de la Coordinadora “Canarias Tiene un Límite” de Gran Canaria, denunciamos públicamente el abuso policial, las brutales agresiones por parte de la Policía Nacional y la injusta detención de un manifestante durante las protestas en Maspalomas.
Negamos categóricamente que el mismo fuera detenido, como se está señalando en medios digitales, por increpar a un turista. Lo sucedido, según el testimonio de numerosas personas presentes, fue que una mujer se apoyó a un muro del hotel RIU Gran Canaria, en la Calle Mar de Noruega, momento en el que un agente de la Policía Nacional la agarró y la tiró al suelo. Varias personas, entre las que se encuentra el detenido, fueron a socorrerla, lo que acabó en una indiscriminada agresión, como se puede comprobar en los numerosos videos que están circulando por las redes sociales.
La Coordinadora de Gran Canaria tiene a su disposición varios partes de lesiones de mujeres que fueron agredidas por parte de los policías que ahí se encontraban, en los que se pueden leer que sufrieron numerosas contusiones por distintas partes del cuerpo.
CANARIAS TIENE UN LÍMITE y en este grito de supervivencia también se incluye el límite a las violencias y abusos que sufrimos las personas que exigimos un cambio para nuestra casa, Canarias.
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