Los fieles piden santificar al papa. “¡Benedicto santo súbito!”, claman los feligreses que aguardan en la plaza San Pedro del Vaticano para despedir al papa emérito Benedicto XVI en su funeral este jueves. Las demandas de una pronta beatificación no solo se extienden entre los fieles, también han llegado al secretario del papa difunto, Georg Gänswein, que lo afirmó en una entrevista a la televisión católica privada EWTN.
El grito de santo súbito no es la primera vez que se escucha en El Vaticano. Después del Concilio Vaticano II, los obispos pidieron lo mismo para Pio XII y Juan XXIII. Este último sí fue canonizado el mismo día que Juan Pablo II, aunque en un proceso mucho más largo que el de Karol Wojtyla, el cual fue beatificado apenas seis años después de su muerte y canonizado tres más tarde, en 2014, convirtiéndose en el Pontífice de la historia moderna de la Iglesia que más rápido subió a los altares.
Aunque ha habido más canonizaciones recientemente –en 2018, el papa Francisco canonizó a Pablo VI cuatro años después de beatificarlo–, hay muy pocos papas santos en la Iglesia católica. De los 266 sumos pontífices, menos de una tercera parte han sido proclamados santos y de ellos, la mayoría se canonizaron en los inicios del cristianismo, según el listado de papas de la Santa Sede.
¿Cuál es el proceso para santificar a un papa?
Las canonizaciones se producen desde el origen de la Iglesia, aunque en los primeros siglos de historia de la Iglesia Católica eran los fieles los que elegían por aclamación popular a aquellas personas que consideraban dignas de ser ejemplos a seguir por la comunidad, normalmente, gente común. Más tarde, fueron los obispos, y después los papas, quienes ejercieron el poder de declarar la santidad.
Así lo explica a Newtral.es José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad San Pablo CEU, que ha trabajado como perito histórico en tres procesos de canonización.
Pese a que son los propios papas los que se canonizan unos a otros, hay muy pocos y ha habido largos periodos de tiempo sin que ocurriera. De hecho, han pasado siglos entre santificar a un papa y a otro. Como entre la canonización de Pío V y la siguiente, la de Pío X, que transcurrieron 382 años. Los santos pontífices no tienen por qué ser un ejemplo de las enseñanzas de Cristo en la tierra y canonizar a personas anónimas le sirve a la Iglesia “para estimular la evangelización de países donde la religión católica no está tan asentada, por ejemplo, o para fomentar la fe”, indica Orella.
En cualquier caso, el proceso para santificar a un papa o a cualquier católico es el mismo y consiste de cuatro fases, según recoge la Santa Sede por medio del Dicasterio de las Causas de los Santos.
Siervo de Dios. Lo primero es probar que la persona a santificar es un Siervo de Dios, es decir, si llevó una vida ejemplar y virtuosa. Es el obispo diocesano quien ha de recoger todas las pruebas posibles: testimonios de personas que le conocieron, textos escritos, peritaje de historiadores, etc. Una vez la Santa Sede examina el informe del obispo y dicta un decreto diciendo que nada impide iniciar el proceso canónico, se pasa a la siguiente fase. Venerable. Comienza el juicio. Las pruebas que ha aceptado Roma son presentadas ante un tribunal donde un “abogado del diablo” –en palabras de Orella– analiza los documentos presentados por el obispo y un “abogado canonista” defiende la causa. Para pasar de Siervo de Dios a Venerable, la Congregación para las Causas de los Santos deberá aprobar todas las pruebas documentales y los testimonios que prueban que la persona vivió “heroicamente todas las virtudes cristianas”.Beato. Empiezan los milagros. Para pasar de Venerable a Beato han de producirse dos milagros gracias a su intervención que deben ser probados por médicos y teólogos. La beatificación lleva consigo la concesión de culto, es decir, se le puede rezar. “Los mártires [personas que mueren defendiendo la religión], a diferencia de otros católicos, llegan directos a la beatificación sin pasar por estos tribunales”, recuerda Orella.Santo. Dos milagros más –de nuevo, probados por expertos– es lo que se necesita para pasar de beato a santo.Hay una manera más de convertirse en santo que introdujo el papa actual Francisco, la vía del ofrecimiento de la vida. “El objetivo aquí es beatificar a las personas que dan la vida por el prójimo”, indica Orella.
¿Cuesta dinero el proceso?
El proceso de canonización o para santificar a un papa o a cualquier católico funciona como un juicio, y como cualquier juicio, este proceso cuesta dinero. En el caso de los papas o de personajes importantes, Orella afirma que la financiación se obtiene a través de donaciones privadas.
“Normalmente son las órdenes religiosas las que impulsan estos procesos y les interesa hacerlo porque la multiplicación de santos en cualquier lugar propicia que los fieles puedan rezar a santos locales y sientan, por tanto, mayor cercanía con la Iglesia”, indica Orella.
Fuentes
José Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad San Pablo CEU
Santa Sede