Algunos estudiantes ucranianos acuden al colegio con un torniquete en la mochila. Libros de texto, cuadernos, estuches y el instrumental básico de primeros auxilios de medicina táctica. Los profesores guardan en los cajones de sus mesas material prehospitalario capaz de parar una hemorragia masiva. Y en los sótanos de los colegios se amplían los refugios antibombas construidos en el apogeo de la Guerra Fría para proteger a alumnos, profesores y vecinos cada vez que suenan las alarmas antiaéreas. Sin embargo, a pesar de toda esta equipación, nadie sabría qué hacer si llega el momento decisivo, aquel en el que alguien cae herido y otro tiene que aplicar la misión más importante en la medicina táctica: el torniquete –un instrumento que se utiliza para comprimir las arterias– y la evacuación a un lugar seguro.
Una de las maquetas que utilizan en las formaciones. Foto: Gian Marco BenedettoDe esto se dio cuenta el madrileño Jorge Martín, técnico de emergencias, la mañana del 24 de febrero de 2022, el día que estalló la guerra en Ucrania. Martín dirige una empresa (Rescuebike) que se dedica a enseñar técnicas de primeros auxilios a los aficionados del motociclismo, de la escalada o de otras actividades potencialmente peligrosas, para que sepan cómo reaccionar correctamente ante una emergencia sanitaria.
Identificar, valorar y controlar una hemorragia, reaccionar ante una parada cardiorrespiratoria, vendar heridas o colocar un torniquete. “La primera respuesta es vital, marca la diferencia entre la vida y la muerte y, en un contexto de conflicto bélico como el de Ucrania en el que no se puede esperar que aparezca una ambulancia, es aún más importante que en una curva mal tomada en una carretera de España”, resume Martín en una entrevista con Newtral.es.
Formar en Ucrania técnicas de primeros auxilios para que sepan cómo reaccionar ante una emergencia sanitaria
Junto a su compañero en la empresa, José Antonio Mata, técnico logístico, Martín decidió viajar a Ucrania a hacer lo que sabe: dar formación. No ha pasado un año y ya ha estado tres veces. El primer viaje fue en verano y solo logístico: entraron con un autobús medicalizado hasta la frontera entre Polonia y Ucrania y salieron. La toma de contacto.
En el segundo viaje llegaron hasta Járkov, en la frontera con Rusia, una de las ciudades más destruidas por los ataques de las fuerzas del Kremlin. Allí, durante una semana, enseñaron técnicas de control de hemorragias a los civiles voluntarios que constituyen las Fuerzas de Defensa Territorial en Ucrania, formadas como reacción a la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia en 2014, y organizadas formalmente en un cuerpo de defensa unificado a partir del conflicto actual en 2022.
Con Martín y Mata los reservistas aprendieron cómo actuar ante una amputación, una hemorragia masiva o un paro cardiaco. “Los ciudadanos que forman parte de estas fuerzas tienen formación militar y nada más. Además, el botiquín que tiene cada uno lo abren por primera vez en el campo de batalla con el compañero herido, todo empaquetado en inglés, no lo saben usar ni pueden aprender en un contexto así”, relata Martín.
La tercera misión fue la que cambió todo. Desde Barcelona, en una furgoneta prestada por la mediática Sor Lucía Caram y acompañados por un grupo de fotoperiodistas que aprovechaban el viaje para llegar a Ucrania compartiendo gastos, alcanzaron Kiev tras cuatro días de ruta. En la capital, Martín y Mata visitaron 15 colegios para dar formación en emergencias sanitarias a 500 personas, entre alumnos y profesores, durante un mes.
Uno de los alumnos muestra un torniquete. Foto: Gian Marco Benedetto“La formación que impartimos en los colegios públicos de Kiev fue la misma que la que dimos a los reservistas de las Fuerzas de Defensa”, recuerdan. Niños ucranianos de entre diez y 15 años aprendieron a hacerse un torniquete, a dar las tres vueltas que permiten detener la circulación sanguínea o a impedir una hemorragia masiva.
“Hemos enseñado a los niños y niñas en Ucrania qué tienen que hacer si explota una bomba y se quedan sin pierna, sin mano”. Y, aunque hubo un par de desmayos, en general les ha sorprendido la dureza de los niños que han recibido esta formación para sobrevivir en zonas de combate. “Todos están vinculados con la guerra de alguna manera: tienen un miembro de su familia fallecido en el conflicto o luchando en el frente”, relatan. “Son duros”.
Jorge Martín y José Antonio Mata durante una formación en un colegio de Kiev. Foto: Gian Marco BenedettoRescuelife: un camión todoterreno de emergencias y un aula itinerante para intervenir en cualquier conflicto
A raíz de este último viaje, la organización ha ampliado su identidad humanitaria y ha creado Rescuelife, un proyecto centrado en dar formación de primeros auxilios, soporte vital básico y control de hemorragias a la población civil que vive en zonas en conflicto. El objetivo es dar nociones de socorrismo y primera respuesta tras un ataque para enseñar a salvar vidas en mitad de una guerra. Aunque han comenzado en Ucrania, quieren extenderse e intervenir en otros lugares en guerra. “Queremos crear una escuela móvil, itinerante”.
Para ello buscan financiación para comprar un camión todoterreno 4×4, apalabrado ya por su vendedor por 60.000 euros, donde se instalará la base logística del trabajo. “Transformaremos el vehículo en un camión asistencial para movernos dentro de Ucrania y en otras zonas del mundo donde haya población vulnerable viviendo en mitad de un conflicto”. La idea es lograr llegar a cualquier lugar para enseñar a las personas que quedan atrapadas por las balas a defenderse porque sabrán curarse.
“La primera causa de muerte en un accidente, tras un ataque de arma blanca, tras un disparo, tras una explosión de una mina, es la hemorragia masiva”, expone Martín. “Lo que va a matar a la persona herida en los primeros minutos va a ser la pérdida de sangre, por eso es vital enseñar herramientas que controlen estas hemorragias, para elevar la posibilidad de supervivencia de esa persona que, gracias a esta formación, será una víctima menos de la guerra”.
Fuentes
Entrevista a Jorge Martín y José Antonio Mata, de Rescuebike.