En relación a las declaraciones efectuadas por el Sr. Alcalde de Campo de Criptana la mañana del viernes, 22 de noviembre, desde Ecologistas en Acción queremos manifestar nuestra postura al respecto, que, en definitiva, pretende el mismo objetivo que la suya, tranquilizar a nuestros convecinos, aunque, en nuestro caso, no mediante la resignación a encontrarnos dentro de unos años con un pueblo invadido por toda clase de plantas de biometano, megasolares y de otro tipo, sino con la necesidad de emprender una reflexión colectiva sosegada que nos libre de todo ello y podamos seguir viviendo en un pueblo y en un entorno cada vez más limpio y natural.
Como dice el Sr. Alcalde, la iniciativa es privada, sí, pero hasta ahora lo que vemos es que la complicidad del ayuntamiento con esta iniciativa es total, mediante, por ejemplo, la declaración de conveniencia de calificación urbanística en proyectos. No hay ningún tipo de trabas desde el ayuntamiento, como sí vemos en otros de nuestra región. Es más, Ecologistas en Acción le remitió una solicitud el 8 de agosto de 2021, pidiendo que tomara medidas en su normativa local para impedir, precisamente, la implantación de este tipo de plantas en nuestro municipio (como han hecho ya otros, como Daimiel) y la respuesta fue nula, y de esos polvos, estos lodos. Aunque vemos positivo que, ahora, en esta intervención, declare su intención de estudiar el caso de las macrogranjas. Más vale tarde que nunca si es verdad que esto va a ser una realidad, y no un deseo, y se extiende, además al resto de megaplantas. Y en el caso de las macrogranjas, además, es urgente porque está a punto de finalizar la moratoria regional para ellas y lo que viene ahora es cancha libre.
Por otra parte, creer que estas plantas de biometano proyectadas, como se afirma en la intervención, van a gestionar solo residuos de la vid, el aceite y el queso y, además, solo de nuestro entorno más cercano, es creer lo que, tal vez, dicen verbalmente desde el grupo de empresas implicado en las plantas proyectadas. Es lógico que, en su afán de obtener jugosas subvenciones y beneficios a toda costa intenten convencer de la inocuidad de sus proyectos. Porque, en realidad, en este tema solo hay un beneficiado, el promotor de la planta, y miles de perjudicados: nuestros convecinos y sus campos, en definitiva, Criptana. Pero la verdad verdadera es que todo ello no coincide con lo que luego, por escrito, ponen en estos proyectos para nuestro pueblo, donde manifiestan de forma bien explícita que van a recoger también “purines de cerdos de engorde” y que, excepto residuos de las industrias fósiles, mineras o químicas, están abiertos a coger de todo lo que les caiga, incluidos residuos y concentrados de materias inorgánicas siempre que no sean “sustancias peligrosas”. Y, pensar, por otra parte, que para cubrir el montante de 260.000 toneladas anuales de desechos, que prevén ya los proyectos que hasta ahora conocemos, se van a traer solo de nuestro entorno inmediato, lo vemos poco realista por no decir que totalmente imposible.
Sí es cierto que esta tecnología se emplea en algunos lugares de Europa, también con contestación popular, con la pretensión de dar solución a los residuos que se generan a la vez que se obtiene energía. Pero hay que entender que no es lo mismo poner este tipo de plantas en Alemania y Dinamarca, con unas características agrícolas y ganaderas particulares y con una necesidad agobiante de buscar energía renovable hasta debajo de las piedras, por sus condiciones climáticas, que ponerlas en la Mancha, donde nos sale sol hasta por las orejas. Y ante un futuro que va a ser eminentemente eléctrico, no tenemos por qué cargar nosotros con la perpetuación de un sector gasístico que quiere, a toda costa, salvar su beneficio. Pero ese es su interés, no el nuestro, ni el de las necesidades energéticas de un futuro más sostenible.
Alude también el Sr. Alcalde, en su intervención, a que entre los proyectos presentados está el de una empresa local interesada en dar una solución eficiente a los residuos de alperujos y vinazas de los que ya dispone. Nadie puede negarse, como no podía ser de otra manera, a que una empresa que crea riqueza y empleo en nuestra localidad, siga haciéndolo y progrese dando soluciones a sus residuos, a todos los del pueblo e, incluso a los de su entorno inmediato. Y si tiene ya alguna planta en funcionamiento con este objetivo, pueda readaptarla, actualizarla, reconvertirla, eliminar los olores que ahora pudiera emitir, y utilizar cualquiera de los métodos de reciclaje de residuos a los que se alude en los proyectos presentados y que se desechan de manera muy alegre: carbonización en biochar, pirólisis, compostaje, agricultura de conservación… No todo es biometanización. En todo caso, y fuera cual fuese la alternativa o combinación de alternativas legítimamente adoptadas, una cosa es eso, una adaptación a las nuevas circunstancias, bien dimensionada y sin que suponga una recepción mayor de desechos que la que ya se recoge actualmente en la planta o plantas ya existentes, y otra instalar una planta de 53.000 toneladas, otra de 200.000 y todas las que vayan viniendo porque donde se tiene que tomar la decisión haya jornada de puertas abiertas. Es decir, una cosa es dar una solución a los residuos locales o cercanos y otra traerlos de media España y llenar el pueblo de “mierda”, de conflictos, de olores, de distorsión en el tráfico, caminos y carreteras, etc., etc. Todo sin la más mínima justificación energética o ambiental.
Y de poco vale decir, como se afirma en el vídeo, que vamos a ser exigentes en que se cumpla la legislación de este tipo de industria, que velaremos por la seguridad de los vecinos, que vigilaremos por el cumplimiento de la normativa y que impondremos las medidas correctoras pertinentes. En Criptana, como en muchos otros pueblos, por falta de medios o por lo que sea, no ha sido nunca fácil hacer cumplir normativas ni vigilancias, y así, se siguen realizando vertidos ilegales por el caz que va al Záncara en el Puente san Benito (por los que ha sido multado el ayuntamiento en múltiples ocasiones), se incumplen los protocolos de restauración en canteras abandonadas muy bien especificados en sus solemnes autorizaciones medioambientales y hasta se es incapaz de hacer cumplir la ley en cuestiones tan triviales como las rodaduras de quads y motos que arrasan nuestros cerros y yacimientos arqueológicos. Es decir, una vez instaladas las plantas, el mal está hecho, y lo que pase con ellas el próximo año, dentro de dos o quince, pues nadie sabe.
Por todo ello, apelamos al diálogo entre todos, vecinas, vecinos y ayuntamiento. Y que este supere la poca transparencia mantenida hasta ahora en este tema y escuche e informe. Por la experiencia de otros municipios donde ya se han puesto este tipo de plantas, sabemos los problemas que hay, que realmente no traen riqueza ni puestos de trabajo relevantes y que no contribuyen, como manifiesta el alcalde, a crear un pueblo próspero y con mayor calidad ambiental, sino, muchas veces, todo lo contrario. Creemos, en definitiva, que este es el momento para reconducir el tema.
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