El foco en ciertos temas y la conexión con las audiencias: los retos del fact-checking según Cristina Tardáguila

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cristina tardáguila

Cada día que pasa, la lucha contra la desinformación es más necesaria, los bulos evolucionan y hacen falta nuevas estrategias para hacerles frente. Cristina Tardáguila, fundadora de la Agencia Lupa, pionera en el fact-checking en Brasil, destacó cuáles son los nuevos desafíos para los verificadores en una conversación con los alumnos del Máster en Verificación Digital, Fact-checking y Periodismo de Datos de Newtral y la Universidad CEU San Pablo durante una clase magistral. 

Entre otros, Tardáguila subrayó la importancia de analizar los procesos de desinformación para establecer cuáles son los retos a los que se enfrentan los verificadores y cómo ejercer la profesión de forma eficaz en el futuro.

El fact-checking de hoy y de mañana

Cristina Tardáguila cree que una gran parte del trabajo que se hace hoy seguirá siendo fundamental en la verificación del futuro, como el fact-checking del discurso político y a personas de relevancia pública como instrumento para hacerles rendir cuentas y el llamado debunking o desmentido de desinformación viral en redes sociales. 

En relación con este último punto, la periodista también habló de los cheap-fakes y los deep-fakes. Los primeros se refieren a manipulaciones burdas de vídeos o audios, creadas con muy poca tecnología o habilidades y que son muy fáciles de hacer, pero también más sencillas de verificar. Por el contrario, los deep-fakes son manipulaciones que requieren tiempo, dinero y una gran capacidad tecnológica, pero dan como resultados bulos muy precisos y más difíciles de detectar.

La mayoría de la desinformación que circula por redes hoy en día son cheap-fakes, pero uno de los retos del fact-checking es desarrollar las herramientas y generar la formación necesaria para hacer frente a los deep-fakes de la manera más rápida y efectiva posible.

Según Tardáguila, los verificadores también tienen que mejorar a la hora de hacer llegar los artículos con los desmentidos a las audiencias, empleando técnicas de información que sean amenas y conecten con el usuario, a la vez que se adaptan a nuevos formatos y plataformas. También habló de la importancia de ir más allá y generar reportajes de investigación sobre quién está detrás de las campañas de desinformación.

Cómo se financia el combate contra la desinformación

Además de realizar fact-checks a políticos y desmontar campañas de phishing en redes sociales, Tardáguila también insiste en la importancia de especializarse en el mundo de la verificación. De hecho, considera que el futuro del fact-checking pasa por profundizar en ciertos temas y, al mismo tiempo, diversificarse en otras áreas. Ramas como la educación, la cultura, el medioambiente o la ciencia son ámbitos en los que la verificación de información es, y va a seguir siendo, muy necesaria, señala.

También se refirió a algunas prácticas periodísticas y modelos de negocio que ya están siendo beneficiosos para el fact-checking y que pueden ayudar a mantenerlo en el futuro. Por ejemplo, prácticas colaborativas como el caso de LATAM Chequea, una red formada por 36 medios de 17 países; o el #CoronaVirusFacts Alliance, un proyecto creado a raíz de la pandemia y que aúna a más de 100 equipos de verificación de todo el mundo con la intención de llegar a más personas. 

Los proyectos colaborativos internacionales facilitan y enriquecen el fact-checking y, como dice  la fundadora de la Agencia Lupa, auguran un gran futuro a nuestra profesión.

*Con la colaboración de Paula Bolaños, alumna del Máster en Verificación Digital, Fact-checking y Periodismo de Datos de Newtral y la Universidad San Pablo-CEU.

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