El nuevo PIO pretende duplicar las camas turísticas en la isla de Gran Canaria

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  • El pasado diciembre del 2022 se aprobó en Gran Canaria el nuevo Plan Insular de Ordenación del Territorio que permitirá, entre otras cosas, la construcción de más de 129.000 nuevas camas turísticas, doblando la oferta alojativa actual.
  • Éste es sólo uno de los aspectos que contiene el nuevo PIO que profundiza en el modelo depredador del territorio y de recursos naturales.

La coordinadora del 20A en Gran Canaria señala al Cabildo como principal responsable de empeorar de manera escandalosa la situación medioambiental y social de la isla, que se encuentra actualmente en una situación límite.

Los numerosos colectivos que forman parte del movimiento “Canarias tiene un límite”, lema bajo el que el pasado 20 de abril se llenaron las calles de todo el archipiélago, denuncian que el Cabildo fomente abiertamente un plan de crecimiento turístico que para nada tiene que ver con el modelo de isla ecosostenible que dice defender.

En el momento de la aprobación del nuevo PIO existían alrededor de 132.550 plazas alojativas en la isla. Este plan otorga la delirante posibilidad de duplicar la cantidad de camas que existen en la actualidad y de impactar en zonas apenas turistificadas de la isla. Las mayores previsiones de crecimiento turístico del nuevo Plan Insular siguen estando concentradas en la parte sur de la isla, con más de 88.000 nuevas plazas alojativas. Sin embargo, la principal característica de este PIO es la posibilidad de construcción de miles y miles de nuevas camas hoteleras en otras zonas. Es el caso del norte de Gran Canaria, donde existe una previsión de crecimiento de casi 14.000 nuevas camas turísticas, habiendo en la actualidad apenas 300. En el litoral oeste, el presente Plan posibilita la construcción de casi 3.000 camas, no existiendo ninguna en la actualidad.

Noticias recientes, como la construcción de casi 1.500 nuevas plazas turísticas sometida a información pública en el municipio de La Aldea, son prueba de este plan. De hecho, el máximo fijado para este municipio es de 1.900 camas. Este nuevo proyecto pretende arrasar con más de 170 hectáreas de suelo agrícola de antiguos tomateros para convertirlos en hoteles de 4 estrellas. Un proyecto disfrazado de verde, promocionado como “algo distinto” y asociado a la agricultura. Eso sí, ocupando suelo agrícola.

La nueva urbanización de La Aldea se suma a lo que se viene en el sur con la construcción del Hotel de 5 estrellas en Pasito Blanco, con capacidad para 1.104 personas; las nuevas villas turísticas en El Pajar de Arguineguín, con capacidad para 2.000 camas; o el nuevo hotel de Lopesan en Meloneras, con capacidad para 1.200 personas.

Estas previsiones de crecimiento turístico parecen un intento de continuar con un modelo desarrollista que ha entrado en colapso y que tanto el gobierno de Canarias como la patronal turística han reconocido que hay que revisar. Lo peor de todo es que esta planificación implica la destrucción de ecosistemas que habían permanecido a resguardo, relativamente, del impacto de la industria turística.

El nuevo PIO también recoge que, para que pueda materializarse toda esta ampliación de la capacidad de carga de la isla, se debe multiplicar la cantidad de infraestructuras y servicios, tanto en materia de carreteras como de transporte, así como de oferta turística alternativa. La ampliación de la tangencial de Telde, el cierre del Anillo Insular, la ampliación del aeropuerto de Gran Canaria, la construcción del tren o la materialización del Siam Park, son algunas de las ampliaciones a las que se refiere y que también quedan recogidas dentro de este Plan Insular aprobado por el Cabildo.

En materia de energía, el PIO hace una apuesta por devorar suelo rústico con concentración en manos de multinacionales en los repartos de potencia eólica y fotovoltaica. En este sentido, el aumento de camas turísticas implicaría también el aumento de macro infraestructuras para la producción, almacenamiento y distribución de la energía. El Cabildo defiende una transición energética cuyo paradigma es Chira Soria, con un coste ambiental inadmisible para nuestro pequeño y frágil territorio, entregando las presas más grandes de Isla a la transnacional Red Eléctrica de España. Se desoyen las propuestas de profesionales del sector acerca de usar superficies, cubiertas y zonas ya antropizadas; se desoyen las propuestas del 20A en torno a una generación distribuida de energía y una democratización de la producción. Se aboga, como siempre, por macro infraestructuras de un grave impacto medioambiental que generan resultados poco sostenibles en el tiempo y beneficios minoritarios.

En un momento en el que ya deberíamos estar trabajando en la renaturalización de los espacios naturales degradados, la conservación de los pocos espacios protegidos que nos quedan, la protección de nuestro suelo agrícola, tan importante para nuestra soberanía alimentaria, y la diversificación de la economía hacia otros sectores menos agresivos y ultra dependientes del exterior, vemos como los planes del Cabildo de Gran Canaria, lejos de ir en coherencia con su discurso de “ecoisla”,  están más enfocados a continuar con mega proyectos desarrollistas.

Proyectos como el tren al sur, que ha sido evaluado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria como “no rentable ni social ni financieramente”, son defendidos basándose en la movilidad sostenible, cuando su verdadero fin es facilitar y mejorar la comunicación de los visitantes entre el aeropuerto y las zonas turísticas del sur de la isla. Otros, como el Siam Park, ni siquiera pueden ser defendidos pues, ¿qué “ecoisla” puede acoger un mega proyecto de parque acuático en una zona árida y sin recursos hídricos? Un proyecto, por cierto, que vuelve a tratar un ambiente desértico de altísimo valor ecológico como categoría de solar.

Todas estas previsiones contribuyen a agravar aún más si cabe la situación que atraviesa el territorio y la población: mayor ocupación de suelo, más sobrecarga en los espacios naturales, mayor gestión de los residuos, mayor consumo energético e hídrico, mayor saturación de las carreteras, infraestructuras y servicios públicos, aumento en la problemática de la vivienda, mayor cantidad de vertidos al mar, mayor contaminación por gases de efecto invernadero y así un largo etcétera.

Desde la coordinadora del 20A en la isla de Gran Canaria denunciamos la contradicción fragrante del Cabildo al hablar de “ecoisla” mientras  promueve un plan de crecimiento turístico sin atisbo alguno de sostenibilidad en una situación de colapso territorial, hídrico, energético, poblacional y medioambiental.

Previsiones de crecimiento turístico

Exigimos al Cabildo de Gran Canaria que paralice inmediatamente los planes desarrollistas de crecimiento turístico aprobados por su gobierno en el último Plan Insular de Ordenación y que dejen de confundir a la población con discursos de sostenibilidad cuando a la vez promueven las políticas más agresivas con el territorio que se hayan visto por ningún grupo de gobierno anterior. El límite ha sido sobrepasado y la voluntad del pueblo canario es clara. No vamos a permitir que sigan dañando nuestro territorio ni empeorando así nuestra calidad de vida.

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