El orden de los exámenes sí altera el producto: si se hacen al final los más difíciles las notas bajan

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Los meses de enero y febrero son característicos en los calendarios académicos universitarios por la época de exámenes. Son semanas de estrés, repasos y mucha intensidad. Pero tal y como refleja una investigación académica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, no todo depende del esfuerzo de los estudiantes: el orden de los exámenes de la universidad puede afectar a las notas que obtengan.

Esto implica que si los estudiantes tienen que hacer frente a los exámenes de seis asignaturas en la convocatoria ordinaria, tienen menos posibilidades de aprobar cuanto más tarde hagan la prueba de la materia más difícil.

No obstante, hay formas de solucionar esta correlación, como explican varios expertos a Newtral.es.

Las causas detrás de que el orden de los exámenes en la universidad afecte a las notas

Cansancio acumulado y asignaturas complicadas en los últimos días por el orden que establece la universidad. Estos son los elementos de la tormenta perfecta para que los estudiantes obtengan peores resultados o no se presenten a las pruebas finales. 

Juan Luis Jiménez, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y uno de los autores de la investigación, explica que “analizamos más de 380 asignaturas y 1.500 exámenes de nueve cursos distintos, y vimos que en la convocatoria ordinaria el orden de las pruebas afectaba a los alumnos. Cuanto más tarde se hacían [los exámenes más difíciles], menos estudiantes se presentaban y el porcentaje de suspensos era mayor”. Para Jiménez, este efecto negativo se produce porque el alumno llega más cansado.

No obstante, Jiménez señala que esto solo comprobaron que sucede en las convocatorias ordinarias de exámenes. Tanto en las convocatorias extraordinarias como especiales, esto no afectaba tanto, ya que en estos casos solo se presentan los alumnos que suspendieron la asignatura en un primer momento.

Cynthia Martínez-Garrido, profesora de Métodos de Investigación y Evaluación de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, apunta a que “las últimas asignaturas del calendario de exámenes son aquellas a las que se les dedica menos tiempo porque los alumnos piensan que ya las estudiarán y salen perjudicados, mientras que a las primeras llegan más frescos”. 

Coincide Belén Espejo, profesora de Política Educativa en la Universidad de Salamanca, cuando afirma que “las asignaturas del final salen peor paradas porque los alumnos se van quedando sin fuelle. Es una lucha permanente con cierto tipo de asignaturas que pueden ser más densas”.

Abrir la posibilidad a los alumnos de cambiar el orden de los exámenes en la universidad

Como regla general, el orden de los exámenes lo decide el equipo de la universidad dentro de unas semanas preestablecidas y, después, se le hace saber a los alumnos. Con ese calendario de exámenes los alumnos ya saben cuándo se van a tener que examinar y de qué materias.

Martínez-Garrido sugiere que “los alumnos participen en la decisión del orden de los exámenes, que haya una flexibilización si se sabe que van a caer las notas y la asistencia, con consenso entre ellos y con los coordinadores”. No obstante, Espejo señala que los alumnos ya disponen de herramientas para cambiar el orden o la estructura de los exámenes que no implican tener que gestionarlo con la universidad.

“Por ejemplo, los alumnos pueden ponerse de acuerdo con los profesores y pactar extraer de la semana de exámenes la prueba final, o, incluso, quitar materia de la que ya se hayan examinado”, apunta Espejo.

Así, Martínez-Garrido señala que “esto es algo que debe valorarse cada año y con cada grupo, ya que no todos los cursos los alumnos son iguales”. Además, “los docentes deben concienciar a los alumnos de los hábitos de estudio para hacer frente a las asignaturas, de cualquier tipo de grado”.

Jiménez señala que en la investigación también tuvieron en cuenta si entre los exámenes había días de descanso, ya que según los alumnos, “decían que había más posibilidades de que se presentaran”, como, por ejemplo, si uno era el lunes, y el siguiente no era hasta el miércoles, “pero el resultado no fue significativo”.

Repartir la carga de trabajo

Tanto Espejo como Martínez-Garrido explican que desde que existe el Plan Bolonia las asignaturas y las universidades se han adaptado para evitar situaciones en las que la mayor parte del porcentaje de la nota final sea un examen que pueda verse afectado por el orden de evaluación. 

Es por ello que la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid plantea que “también se puede repartir la carga de trabajo de la asignatura a lo largo de todo el cuatrimestre. Con diarios, trabajos, proyectos, presentaciones… Y que todo ello forme parte de la nota final, además del examen”. La profesora de la Universidad de Salamanca señala que “el examen ya no es tan prioritario aunque tenga que seguir haciéndose”.

Fuentes

Normas de permanencia y calendario de exámenes: ¿afectan al rendimiento académico universitario?

Juan Luis Jiménez, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Cynthia Martínez-Garrido, profesora de Métodos de Investigación y Evaluación de la Educación en la Universidad Autónoma de Madrid

Belén Espejo, profesora de Política Educativa en la Universidad de Salamanca

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