Charles Darwin nunca salió de su asombro con lo que ocurrió en la Tierra hace más de 100 millones de años. La vida cambió para siempre con una rápida explosión de plantas con flores, que describió como un “misterio abominable”. ¿Cuándo y por qué surgieron las flores? Hoy, la paleobotánica tiene herramientas para tratar de rellenar los huecos que el resgistro fósil deja llenos de interrogantes. Pero apenas intuimos que la flor más antigua del mundo, la que primero apareció en una planta, debió de surgir hace más de 200 millones de años, pese a que no queda evidencia física que lo demuestre.
Tener fósiles de flores “es verdaderamente difícil”, recuerda a Newtral.es el paleobotánico Carles Martín-Closas (Universitat de Barcelona). Sus delicadas estructuras apenas resisten el paso del tiempo. Pero hay unas pocas conservadas en ámbar. La flor más antigua del mundo conservada en resina seca puede que tenga unos 100 millones de años. Se descubrió en Myanmar en 2001. Se trataba de un ejemplar de la extinta Micropetasos burmensis. Y, como se puede deducir de su nombre, era muy, muy pequeña. Apenas un milímetro de diámetro.
Para encontrarnos a una ‘flor-flor’ con prácticamente todos sus elementos a la vista, perfectamente conservados, podemos acercarnos a la Stewartia kowalewskii. Es lo que han hecho Eva‑Maria Sadowski (Museo de Historia Natural de Berlín, Alemania) y Christa Hofmann (Universidad de Viena, Austria), que han revisitado y hasta rebautizado esta semana a aquella flor, de la que se conserva un ejemplar único en ámbar, de hace unos 34 a 40 millones de años.
Sadowski y Hofmann han conseguido recuperar nada menos que el polen de aquella flor, descubierta en el Báltico hace 150 millones de años. Desde entonces, nadie había vuelto a hacerle demasiado caso, pese a ser un ejemplar único. Primero, por su diámetro, de 2,8 centímetros. Después, por conservar pétalos o estambres y, por tanto, polen. “Es un sueño para un palentólgo poder llegar a este nivel de precisión”, señala Martín-Closas, que conoce a Hofmann.
¿Podría un polen de hace millones de años fecundar a una flor actual?
Las investigadoras han hecho algo muy difícil, mover partículas de 50 a 100 micrómetros a un microscopio electrónico. Y ahí se han dado cuenta de que esta flor, de una planta extinta, está mucho más emparentada con otra que sí existe en la actualidad. Por eso le han propuesto cambiarle el nombre e incluirla en el género Symplocos.
Los Symplocos actuales suelen ser arbustos, conocidos en Asia, Australia y Sudamérica con el nombre de bobuas, aceitunos, jaboncillos o tés de Bogotá. Hay hasta 250 especies distintas.
¿Podría aquel polen de hace más de 34 millones de años fecundar a alguna de las flores de los arbustos actuales? ¿Tendríamos de vuelta a una flor del pasado? Martín-Closas lo ve poco posible. “Aunque distintas partes de la flor queden bien conservadas, el ADN que hay en el polen se degrada con el paso de tanto tiempo. Sí se ha conseguido con restos conservados de hace unos pocos miles de años, pero aquí estamos hablando del Eoceno”. Adiós al sueño de Spielberg.
Symplocos paniculata actual, flor quizás similar a la de hace 33 M años | Salycinia CC-BYEl ámbar, además, tiene un problema añadido. Las estructuras internas muchas veces se destruyen –ocurre también en los insectos que quedan atrapados en resina–. “Hay bacterias que, dentro de la intrusión, siguen trabajando y degradando”, explica.
Pero esta no es más que la flor más antigua con aspecto de flor del presente. Antes ya había otras angiospermas o plantas con floración. Para enterder lo que pasó en la Tierra en el Cretácico volvemos a la pregunta inicial. ¿Cuándo y por qué surgieron las flores? Asumimos que tenemos que remontarnos seguramente a 200 millones de años atrás. Las plantas iban a buscarse un método para garantizar su diversidad y esquivar la fragilidad genética. Tenían que ‘cruzarse’, jugar al azar, que la evolución remase a su favor. Y no hay nada más efectivo para ello que el sexo. Sin embargo, el ‘sexo’ floral primitivo no era precisamente vistoso ni atractivo para sus principales consumidores: los insectos.
¿Nació la flor más antigua del mundo en Lleida?
Es cierto que las primeras flores con aspecto de flor de las que se tienen noticia quedaron atrapadas en ámbar o fosilizadas de otras formas. Son de la época en que las angiospermas ‘empezaban’ a cambiar la faz de la Tierra para siempre.
Pero antes, las plantas ya tenían órganos sexuales. Como mínimo, un carpelo. Y ahí nos encontramos con el hallazgo en España de… ¿la flor más antigua de todos los tiempos? La Montsechia vidalii fue descubierta en el Montsec (Lleida) hace más de dos siglos. Carles Martín-Closas pudo observar sus semillas, junto a investigadores franceses, para sacar algunas conclusiones importantes en 2015.
El análisis de los más de mil restos fósiles de esta angiosperma apunta a que Montsechia vidalii fue contemporánea, o incluso más antigua que Archaefructus sinensis, una planta acuática hallada en China y propuesta como una de las primeras angiospermas. Pero, con más de 125 millones de años de antigüedad, Martín-Closas matiza: “nunca dijimos que fuese la flor más antigua, sino una de las plantas con flor documentadas más antiguas“.
“La fecha de origen de las flores es controvertido”, porque… ¿qué es exactamente una flor? Aquella no se asemejaba mucho a lo que entendemos hoy por ‘flor’. “No era muy vistosa, como la que encontraron en ámbar”, después de todo no nació para atraer a insectos. Era una planta acuática y sus inflorescencias minúsculas carecían de pétalos, sépalos y glándulas de néctar.
Lo mínimo que para Martín-Closas podría definir a una flor sería la existencia de un carpelo. Es decir, un aparato reproductor femenino con su ovario, su parte ‘puntiaguda’ o estilo y el estigma o extremo por el que entra el polen. Y esto está presente en la Montsechia, de la que, por cierto, más tarde se encontraron más restos en lo que hoy en la provincia de Cuenca. Pero puede que flores ya hubiese antes.
La madre de todas las flores, recreada en ordenador
Justo hace ahora dos años, Daniele Silvestro (Universidad de Friburgo, Suiza) y su equipo analizaron más de 15.000 fósiles de unas 200 familias de angiospermas para crear una línea de tiempo más precisa, que publicaron en Nature Ecology & Evolution. Llegaron a la conclusión de que la angiosperma más antigua pudo haber aparecido hace quizás 250 millones de años, durante el final del período Pérmico.
Esto, eso sí, sin tener el fósil de la flor más antigua del mundo remontándose a esas fechas. Se trata de estimaciones. Y en este sentido, otro equipo hizo un trabajo de computación para simular el aspecto de la primera flor, la Eva de todas las flores, merecedora de ese calificativo.
Estimaron que la flor-Eva primigenia sería de hace 140 millones de años. De ella habrían surgido las monocotiledóneas (los posteriores tulipanes, por ejemplo) hace 130 millones de años. Dentro de ese grupo, las magnólidas, entre 130 y 120 millones de años atrás. Las commelínidas (el amor de hombre, por ejemplo) aparecerían hace unos 110 millones de años. Las campanúlidas (campanillas, por ejemplo), tendrían unos 100 millones de años, igual que las lámidas (los zapatitos o el acanto).
El aspecto de aquella flor primigenia sería más cercano al de algunas flores de agua. “Las flores más vistosas del registro fósil son sobre todo acuáticas, como los nenúfares encontrados en Portugal”, recuerda Martín-Closas. “En el Cretácico inferior, en el agua había muy poca competencia“. Sólo se las comían algunas macroalgas “Pero hicieron todo lo posible para poder salir del agua, su sistema vascular, sus raíces…”.
Ya hay especies que han dejado de reproducirse por flores ante la ausencia de polinizadores o dispersores de semillas.
Alrededor del 80% de los vegetales hoy en día son plantas con flores. La reproducción sexual con flores ha sido todo un éxito para la evolución. Esencialmente, ligada a la coevolución con los insectos. Sin embargo, más de 100 millones de años después, el mundo de estos pequeños animales vive un pequeño apocalipsis acelerado. Los insectos tienen una tasa de extinción ocho veces más rápida que la de mamíferos, aves y reptiles y 4 de cada 10 polinizadores están en peligro de extinción por la actividad humana, sobre todo.
“Ya hay plantas que no se pueden reproducir sexualmente porque han desaparecido sus polinizadores como sus dispersores de semillas”, recuerda Martín-Closas. “Esto ha ocurrido antes, pero ahora a una escala muy rápido, por culpa de los humanos. Y pone en peligro la continuidad de la especie”. La próxima gran extinción no será “tan relajada” para las flores, si la tasa de destrucción de la biodiversidad continúa a este ritmo. “No sabemos cómo afrontarán esta crisis tan acelerada. Esto es nuevo”.