Google vs. OpenAI, la guerra de inteligencia artificial desatada por ChatGPT

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Hace solo un par de meses, y sin el conocimiento de muchos de los directamente implicados, se inició una batalla en pleno Silicon Valley. El propósito: disputarse la hegemonía dentro del campo de la inteligencia artificial generativa. De un lado, una pequeña startup llamada OpenAI que cautivó al mundo gracias a las posibilidades del chatbot ChatGPT; y del otro, un gigante tecnológico como Google que lleva más de una década invirtiendo miles de millones de dólares en la inteligencia artificial (IA) y que ahora podría ver perder su posición de ventaja ante la entrada de otra Big Tech, Microsoft.

El origen de dicha guerra tecnológica se remonta al pasado noviembre, cuando OpenAI presentó al mundo ChatGPT.

  • El chatbot responde a los usuarios que le hacen preguntas con información clara, precisa y bien explicada sobre cualquier asunto imaginable.
  • También escribe guiones de película, edita textos deslavazados e incluso redacta líneas de código para programar.

Más de un millón de personas usaron ChatGPT en los primeros días desde su presentación al mundo. Lo que siguió fue un fenómeno global que puso el foco en la llamada inteligencia artificial generativa.

  • Es una rama de la IA por la que un sistema puede generar contenido digital completamente inédito y original en forma de texto, imagen o vídeo a partir de un aprendizaje automático de bases de datos enormes.
  • Por ejemplo, ChatGPT responde preguntas con textos inéditos y originales después de haber estudiado billones de líneas de texto online que le permiten conocer temas muy diversos y la forma en la que tiene más sentido explicarlos.

La inteligencia artificial generativa es un campo de la IA que lleva acometiendo logros en un segundo plano desde hace años. Pero con ChatGPT ha sido la primera vez que un producto basado en la tecnología consigue encandilar al mundo en cuestión de días. La presentación de OpenAI al mundo ya ha generado debates sobre el inicio de una nueva era tecnológica, ha hecho que Microsoft invierta miles de millones de dólares más en la startup y ha provocado que la mismísima Google haya activado un ‘código rojo’.

OpenAI y el código rojo de Google

El ‘código rojo’ de Google fue una de las noticias más sonadas de Silicon Valley en el tramo final del 2022. The New York Times contó que los ejecutivos de Google reaccionaron al éxito de OpenAI con la agresividad de alguien que ve amenazado su modelo de negocio.

  • Con sus respuestas precisas, los chatbots pueden significar el fin de las búsquedas online, un terreno que Google domina desde hace 20 años.
  • Sin búsquedas, Google perdería la opción de presentar enlaces promocionados. La publicidad digital representó más del 80% de los ingresos de la compañía en el último año.

Es posible que todavía queden muchos años para que los chatbots cambien el paradigma de semejante forma.

  • Por un lado, chatbots como ChatGPT suelen ser increíblemente precisos y bien versados, pero también se equivocan con frecuencia. Hasta que no sean respondedores de confianza, no ganarán la guerra.
  • Por otro, el buscador de Google está demasiado asentado como para perder su hegemonía en unos meses. Miles de millones de usuarios han aprendido a buscar online con Google. De hecho, muchas veces lo usan sin ni siquiera estar buscando una respuesta concreta y sí enlaces concretos.

Pero siendo OpenAI el que ha dado inicio a una disrupción tecnológica tan evidente, desde Google saben que tienen que buscar la forma de no perder demasiado terreno. Sundar Pichai, consejero delegado de la compañía, ya ha puesto a sus trabajadores manos a la obra.

  • Desde diciembre hasta la celebración de una conferencia de la compañía el próximo mayo, equipos de Google en varios departamentos han sido reasignados para trabajar en el desarrollo y el lanzamiento de prototipos y productos de IA.
  • La compañía tendría previsto desvelar más de 20 productos de IA este mismo año y demostrar una versión de su buscador con funcionalidades de chatbot, según una presentación vista por The New York Times.

Las dudas de Google

Una de las principales razones por las que Google ha evitado presentar sus productos de IA es por reputación. La compañía teme que sus productos puedan dañar a los usuarios o a la sociedad en general.

  • LaMDA, la tecnología de chatbot de Google, también imita el lenguaje humano acorde a billones de líneas de texto online que ha ido aprendiendo.
  • Eso significa que las respuestas pueden incluir discursos de odio, información falsa o información con un sesgo racista o machista.

Compañías Big Tech como Meta y Microsoft tuvieron que despublicar chatbots similares precisamente por comentarios racistas y xenófobos.

  • La propia Google estuvo en el centro de la controversia el pasado verano después de que un ingeniero dijera que LaMDA tenía sentimientos.
  • Ese ingeniero, Blake Lemoine, fue despedido de la compañía y concedió una entrevista en la que aseguró que LaMDA tenía multitud de sesgos, algunos de ellos posiblemente racistas.

En Google consideran que además de esos riesgos, cabe también considerar otros sobre vulneración de derechos de copyright, de privacidad o de monopolio.

  • La compañía ha establecido como prioritario conseguir que su tecnología de IA filtre respuestas con contenido que tenga copyright o información de identificación personal.
  • Google dará preferencia a resolver esas cuestiones en su chatbot de búsquedas. Pero la compañía no prevendrá problemas relacionados con odio, toxicidad, seguridad y desinformación en sus nuevos productos de IA, sino que solo intentará reducirlos.

Con el foco puesto en la presentación de nuevos productos, esas preocupaciones parecen ahora haber pasado a un segundo plano. Pichai incluso invitó a los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin para ayudar a definir la estrategia de la compañía en la competición con OpenAI y su ChatGPT.

  • Uno de los focos de esas conversaciones ha sido el buscador de Google, al que podrían empezar a añadir funcionalidades de chatbot este mismo año.
  • Varios expertos que han hablado con el Times creen que Google será conservadora con su buscador. Implementarán nuevas funcionalidades poco a poco antes que proponer un rediseño total.

OpenAI y el aterrizaje de Microsoft

La sensación de vértigo de Google probablemente habrá aumentado esta semana. Microsoft anunció un nuevo acuerdo de varios años y varios miles de millones de dólares con OpenAI. Los medios han cifrado ese nuevo pacto entre la Big Tech y la startup en 10.000 millones de dólares.

  • Desde 2019, Microsoft ya había inyectado 3.000 millones de dólares en OpenAI. Las herramientas de la startup operan a través de la plataforma de computación en la nube Microsoft Azure.
  • Microsoft ya ha introducido los productos de IA de OpenAI en varios de sus productos. En GitHub, un servicio para programadores, la herramienta Copilot permite crear de forma automática líneas de código para programar.

Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, dijo esta semana que la compañía pretende incorporar herramientas de IA como ChatGPT en todos sus productos. Por ejemplo:

  • A través de Azure OpenAI, los clientes de Microsoft tienen y tendrán acceso a la tecnología de inteligencia artificial de OpenAI para el desarrollo de sus propios productos o la mejora de la productividad a través de la asistencia en escritura o en programación.
  • A través de Bing, los usuarios tendrán acceso en el corto plazo a una nueva versión del buscador con tecnología similar a la de ChatGPT.
  • Y a través de la suite de programas de Microsoft, Word, PowerPoint o Outlook podrían empezar a incluir funcionalidades de IA como un autocompletar o un buscador más avanzados.

Google vs. OpenAI, ¿y ahora qué?

Pese a la irrupción de Microsoft, Google todavía tiene tiempo de ganarle la partida a OpenAI, a juzgar por lo que aseguran observadores de la industria.

  • Google tiene más experiencia y capacidad operacional en el campo de la inteligencia artificial a juzgar por años de investigación y recursos dedicados.
  • Google también tiene unas bases de usuarios y de datos mucho mayores que las de OpenAI y Microsoft gracias a años en los que internet se ha construido en torno a su buscador. Toda web quería ser indexada en Google y se ha adaptado a sus requisitos para aparecer lo más alto posible en las búsquedas.

Como buena disrupción tecnológica, el salto de la inteligencia artificial promete poner en duda lo que durante mucho tiempo parecía dado: Google reinará ahora y por siempre.

  • Es más que posible que Google pueda mantener su curso actual, evitar errores no forzados en el campo de la IA y seguir reportando beneficios enormes cada trimestre.
  • Pero esa misma estrategia conservadora, pese a ser la más lógica para Google en este momento, también presenta más oportunidades para disruptores como OpenAI.
  • Y esos disruptores pueden estar ya marcando una tendencia que pone en tela de juicio el modelo de negocio de Google: el fin del buscador.

Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, dijo la semana pasada que algunos futurólogos son demasiado tajantes en su sentencia de Google. «Sí creo que hay un cambio en las búsquedas que probablemente llegará en algún punto, pero no de la forma dramática en el corto plazo que creen algunos».

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