Ha pasado otras veces: con los caramelos de limón y de menta, con la miel, con el gesto de apagar el aire acondicionado antes de dormir… La respuesta a si hacer gárgaras con colutorio bucal en caso de dolor de garganta funciona y elimina la causa que lo genera es similar: no, no va a ‘curarlo’, tenga el origen que tenga. Como mucho, puede aliviar temporalmente el síntoma, pero no deshacerse del motivo que ocasiona el dolor (virus, bacterias, sequedad, tabaquismo…).
“Los colutorios que se utilizan, que son enjuagues bucales, tienen poca utilidad desde el punto de vista médico para tratar infecciones de garganta y para tratar el dolor”, señala a Maldita.es Juan Carlos Casado, presidente de la Comisión de Laringología, Voz, Foniatría y Deglución de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). “La mayoría de las veces, lo que contienen son antisépticos que sirven para evitar sobreinfecciones, no para evitar la infección. Por otro lado, también pueden tener anestésicos, que mitigan el dolor, pero porque lo enmascaran”, continúa, y añade que no recomienda su uso.
Al igual que hacer gárgaras con agua salada, los enjuagues bucales “podrían aliviar ese cosquilleo en la garganta o ese pequeño dolor en su parte posterior debido a un virus”, como explica en la página web de la Universidad de Utah (Estados Unidos) Tom Miller, médico general. “Tienden a hacerte sentir mejor por un rato. Eso está bien, pero no va a acortar las cosas, o no va a hacer que el virus [o la causa que sea] desaparezca”, añade.
Incluso ciertas marcas de enjuagues bucales inciden en que su función no es tal, aclarando que sus productos “solo están destinados a prevenir problemas comunes de salud bucal, como el mal aliento, la placa, las caries, la gingivitis y las manchas en los dientes. Consulta a tu médico cómo tratar, prevenir o aliviar el dolor de garganta”, puede leerse en la página web de una de las marcas más habituales.
Que nos duela la garganta es consecuencia de diferentes posibles escenarios: por un lado, la presencia de virus, como los que causan los resfriados o la gripe, o de bacterias (estreptococos), pero también alergias, tabaquismo o incluso la exposición al humo de forma pasiva, según apuntan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
Que existan diferentes motivos deja claro un hecho: que no será el mismo tratamiento el necesario para sobrellevar todos ellos. En este contexto hacemos mención especial a los antibióticos, fármacos que no solo deben estar prescritos por un profesional sanitario, sino que solo son útiles si las ‘culpables’ del dolor son bacterias. Como su propio nombre indica, el antibiótico no es capaz de deshacerse de virus y, evidentemente, tampoco de poner remedio a la sequedad de la garganta causada por alergias o tabaquismo. “La mayoría de los dolores de garganta, salvo por estreptococos, no necesitan antibióticos”, señalan los CDC.
Aunque normalmente es tiempo lo que hace falta para que nuestro cuerpo se deshaga de las condiciones que inician el dolor de garganta, tanto los CDC como los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), proponen una serie de alternativas para aliviar los síntomas: chupar trocitos de hielo, caramelos o cualquier otra cosa que estimule la producción de saliva, usar un humidificador limpio, mantener la garganta húmeda, hacer gárgaras con agua salada, consumir bebidas tibias y líquido abundante o usar miel para aliviar la tos en los adultos. Eso sí, también recomiendan que “si el dolor de garganta persiste durante varios días”, lo recomendable es comunicarse con un profesional de la salud.
Hay casos concretos en los que la SEORL-CCC sí menciona los colutorios. Por ejemplo, el caso de amigdalitis crónica, donde “el uso periódico de colutorios alcalinos, la humidificación periódica de la faringe, así como la correcta higiene dental son medidas útiles”. Ahora bien, se trata de un caso concreto y de manera preventiva.
Como prevención, tanto los CDC como los NIH recomiendan lavarse frecuentemente las manos; evitar el contacto cercano con personas que tengan dolor de garganta, un resfriado u otra infección de las vías respiratorias superiores; no fumar y evitar la exposición al humo de segunda mano.
Este artículo es un despiece de nuestro 212º Consultorio de Maldita Ciencia.