La contaminación por plásticos y microplásticos en océanos se ha disparado tras años de estabilidad

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Plásticos y microplásticos encotnrados en el río Hudson en 2015 | 5 Gyres Institute

Si Cristóbal Colón se hubiera puesto a pescar con un hilo de nailon a su llegada a América, el sedal seguiría hoy en el océano quizás enredado en alguna roca, vegetal o coral. O quizás hecho trizas, como parte de la desafortunada dieta de algún pez. Pero hace 531 años, los plásticos no se habían inventado. Por desgracia, dentro de 531, alguien se encontrará kilos de material de pesca, convertidos en contaminación de plásticos y microplásticos.

Nunca ha habido tanta en los océanos como en los últimos 15 años. Los mares se han convertido en un cementerio de polímeros casi indestructibles en una tendencia preocupante, porque no vamos a mejor. Y eso que parecía que habíamos conseguido recortar parte de los excesos del hiperconsumo plastificado con el arranque del siglo.

Un equipo del The 5 Gyres Institute (EE.UU.) y del Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo (Suecia), ha analizado datos globales sobre la contaminación por plásticos y microplásticos en los océanos entre 1979 y 2019. Según su estudio, publicado en PLOS One, ha habido un aumento rápido y sin precedentes de estos fragmentos desde 2005.

Desde mediados de los 2000 se ha disparado la presencia de plásticos (escala log.)

Entre 1990 y 2005 se cuenta ya con buenos datos. Aparentemente, hay bastantes fluctuaciones, pero en general parece que no iba a más esa contaminación. Incluso, habría indicios de descenso en según que muestreos. Pero la tendencia optimista se tuerce abruptamente. Y el equipo científico no tiene claro por qué.

Estudios anteriores se habían centrado en los océanos del hemisferio norte, los que bañan a las naciones más industrializadas. Pero esa contaminación por plásticos se fragmenta en microplásticos que viajan por todo el mundo, al punto de encontrarse no sólo en los mares, sino hasta en la nieve o el aire de las ciudades.

El gran problema de la contaminación plástica es que es prácticamente indestructible a lo largo de una o varias generaciones humanas. Y contaminan desde antes de estar en el mar. “Es mucho más que una mala gestión de residuos porque los plásticos tienen la capacidad de contaminar durante todo su ciclo de vida”, explica a Newtral.es Patricia Villarrubia Gómez (Universidad de Estocolmo), que ha participado en el estudio.

Aunque existen muchas variables que determinan lo que puede durar el plástico o el microplástico antes de degradarse, hay cálculos que varían de los 5 años para que desaparezca un chicle a los más de 600 para que se desintegre un hilo de pesca.

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Unos 2 millones de toneladas de contaminación por microplásticos

El equipo, liderado por Marcus Eriksen, cofundador de 5 Gyres Institute, señala que los datos sobre la contaminación plástica a nivel de la superficie del océano recopilados en 11.777 estaciones en seis regiones marinas (Atlántico norte, Atlántico sur, Pacífico norte, Pacífico sur, Índico y Mediterráneo). 

El modelo mostró un aumento significativo y rápido desde 2005 de la contaminación de plásticos y microplásticos del océano. Se estima que en 2019 flotaban entre 82 y 358 billones de partículas (la mayoría de menos de 5 mm). Sumaron un peso de entre 1,1 y 4,9 millones de toneladas.

En la última década, cuando más ha crecido esa presencia plástica, se han adoptado “muchas medidas políticas [contra esta contaminación] y sin embargo, todavía hay rápidos aumentos de plástico en los océanos” explica Villarrubia a Newtral.es desde Suecia. Producimos y consumimos plásticos en “cantidades desorbitadas”. Desde que se produce a gran escala, hemos creado más de 10 billones de toneladas métricas. La mitad ha sido en los últimos 20 años.

La investigadora Villarrubia sugiere que el rápido aumento desde 2005 refleja el crecimiento global de la producción de plástico o cambios en la generación y gestión de desechos. Desde que el plástico irrumpió década de los cincuenta, “la producción de plástico y su posterior gestión desde un punto de vista sostenible han estado totalmente desacompasadas. En muchos países apenas hay sistemas de recogida de basuras controladas, y por ello, muchos basureros se crean de manera informal, y en muchos casos junto al mar”.

La OCDE estima que sólo en 2019, la tasa de producción de plásticos vírgenes fue de 430 millones de toneladas. Sólo se reciclaron unos 22 millones (el 9%). 79 millones sufrieron una gestión inadecuada.

Un problema para el medio ambiente y el clima

El estudio advierte que “la limpieza es inútil” si continúan siendo arrojados al medio ambiente residuos al ritmo actual. Sin cambios de política generalizados, los investigadores predicen que la tasa a la que los plásticos terminan en nuestras aguas aumentará aproximadamente 2,6 veces para 2040.


Los microplásticos pueden ser ingeridos por la fauna y permanecer en sus tejidos, con posible impacto en su salud

Piden una intervención política internacional legalmente vinculante. En palabras de Marcus Eriksen: “Hemos visto una tendencia alarmante de crecimiento exponencial de microplásticos en el océano global desde el inicio del milenio, llegando a más de 170 billones de partículas de plástico. Necesitamos un Tratado Global de la ONU fuerte y legalmente vinculante”.

La investigadora en plásticos del IDAEA-CSIC Ethel Eljarrat, no vinculada a este estudio, explica que este es un problema con una triple vertiente ambiental, climática y de salud: “Estamos mirando para otro lado respecto a esos químicos que acompañan a esos plásticos”, con un potencial daño para la salud animal y humana. “Todo el mundo ve los plásticos flotando en los mares y se alerta de que realmente ahí hay algo que no debería estar. Pero como los compuestos químicos que llevan esos plásticos no los podemos ver a simple vista, es como si no existieran”.

Además, “el tema de la sobreproducción de materiales también está llevando a un mayor uso de combustibles fósiles y a una mayor emisión de gases de efecto invernadero”, explica Eljarrat. Villarrubia, por su parte, recuerda que los plásticos proceden en “un 99% de petróleo, gas natural y carbón”.

Los investigadores han advertido que las políticas internacionales sobre plástico están fragmentadas, carecen de especificidad y no incluyen objetivos medibles. Han pedido una legislación que aborde el ciclo de vida completo del plástico, desde la extracción y la fabricación hasta el final de su vida útil. Su éxito “dependerá mucho de lo que se establezca en el Tratado de los Plásticos en los próximos dos años. Pero sí sabemos que se prevé que se triplique la producción de plásticos de un solo uso en las próximas dos décadas”, concluye Villarrubia, quien es optimista.

“Hay personas y científicos de todo el mundo haciendo todo lo posible por informar de sobre los impactos de la contaminación de plástico desde un punto de vista social y ecológico”. Pero cree que necesitamos un tratado basado en evidencias robustas, que aborde todo el ciclo de vida del plástico, y avanzar hacia el fin de la extracción de combustibles fósiles.

La gran isla de plástico del Pacífico son en realidad varias ‘nebulosas’ de microplásticos

Marcus Eriksen y Charles Moore, coautores de este estudio, fueron las primeras personas en del mundo que visitaron los llamados ‘cinco giros subtropicales’ del océano, para muestrear la presencia de plásticos en superficie. Es donde se suele decir que se forman enormes montañas de plástico flotante, a modo de isla, del tamaño de grandes países. Moore fue el primero en darse cuenta, en un viaje en 1997. Desde entonces, la narrativa de la ‘gran isla de basura’ del Pacífico ha engordado más que su propio aspecto a simple vista.

“No, no existen estás islas de plásticos”, aclara Villarrubia. No son una masa continua de plásticos grandes apilados como en un vertedero. El 95% son microplásticos, partículas de plástico fragmentadas por la degradación del sol y las corrientes. Y no están sólo en el mar de los Sargazos del Pacífico. “Parte del plástico que llega al mar es transportado de manera pasiva por las corrientes oceánicas hasta estos giros subtropicales. Los plásticos que llegan allí tienen varios tamaños, pesos y densidades. Y sí, es cierto que, si vas con un barco puedes ver más cantidad de plásticos flotando en la superficie, pero en ningún caso forman extensiones de tierra-basura parecidas a las islas”.

Las zonas donde van a parar gran parte de los plásticos están en la columna de agua, hacia abajo, fuera del alcance de nuestra vista. Aquí, los trocitos de plástico se hundirán bajo la superficie “como masas de partículas creando lo que llamamos el smog del océano. Una especie de nebulosa acuática, como lo sería una nube tóxica en el aire.

Alrededor de la mitad de los microplásticos provienen de redes y otro material pesquero. El resto lo componen desde restos de botellas, bolsas, etc. tanto de las costas como de otros barcos.

Fuentes

Estudio de Eriksen et al., ‘PLOS One’, 2023

Estudio de Everaert, ‘Environmental Pollution’, 2020, sobre riesgos del microplástico flotante

Estudio de Lebreton et al., ‘Scientific Reports’, 2018, sobre la gran isla de basura del Pacífico

Tasas de producción de plásticos, políticas y escenarios. OCDE

Patricia Villarrubia Gómez (Universidad de Estocolmo)

Marcus Eriksen (5 Gyres Institute)

Ethel Eljarrat (IDAEA-CSIC)

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