Los Estados Unidos ha visto avances impresionantes en el desarrollo de la energía limpia en los años recientes. En 2022, más del 22 por ciento de la electricidad en el país se generó con fuentes renovables como el viento, el sol y el agua, casi el doble de su contribución en 2012.
Sin embargo, las centrales eléctricas que usan como combustible el gas metano (tradicionalmente conocido como gas natural) siguen siendo hoy una gran parte del suministro de electricidad en los Estados Unidos. Y eso puede crear problemas serios.
Un nuevo informe de la Unión de Científicos Conscientes (UCS, por sus siglas en inglés) detalla los problemas asociados a estas centrales eléctricas y las soluciones a las mismas.
Las centrales eléctricas de gas pueden fallar tanto por el frío como por el calor
Las centrales eléctricas de gas metano presentan problemas cuando enfrentan condiciones meteorológicas extremas, sea durante invierno o en verano.
En invierno, las centrales pueden padecer de impactos directos, principalmente debido a la congelación de componentes como las válvulas y las líneas para el suministro de agua. El frio en sí también puede afectar a otros componentes, como los alambres o los sellos hechos de caucho o silicona.
Las centrales eléctricas de gas también sufren en invierno por la falta del gas en sí:
- A diferencia de otras centrales eléctricas, como los de carbón o nucleares, las de gas generalmente no almacenan su combustible en el sitio de la central, sino que cuentan con los gasoductos de gas para cuando lo necesitan. Durante periodos de frío extremo, el suministro de gas puede fallar debido a problemas con su producción o transporte.
- También pueden salir perdiendo las centrales cuando el suministro de gas se prioriza para la calefacción en hogares y negocios.
- Los sistemas de gas también necesitan electricidad tanto para la producción del gas como para su procesamiento para uso. Los apagones pueden provocar una reducción en el suministro del gas.
En verano, los problemas para las centrales de gas pueden venir del calor extremo o de la sequía:
- Temperaturas más altas reducen la capacidad de las centrales, incluso de las de gas.
- También hay mayor riesgo de fallas de las centrales durante periodos de mayor uso continuo, como cuando las olas de calor suben la demanda de electricidad.
- Muchas centrales de gas usan agua para enfriamiento como una parte clave de la generación de electricidad. La falta de suficiente agua o de agua suficientemente fría puede dejarlas sin la capacidad de producir la cantidad de electricidad esperada, o incluso apagadas hasta que haya suficiente agua de nuevo.
El fracaso de las centrales de gas puede contribuir a fallas a gran escala
La vulnerabilidad de las centrales eléctricas de gas a condiciones meteorólogas extremas, especialmente en casos de frío o congelación, puede inducir a fallas. Y la situación se pone mucho peor debido a las creencias equivocadas que tienen sobre la confiabilidad de las centrales de gas las compañías de electricidad, los operadores de las redes eléctricas regionales y los reguladores de servicios públicos responsables del buen funcionamiento del sistema eléctrico.
Durante las cinco tormentas invernales más extremas desde el 2011, hubo amplias fallas en las centrales eléctricas de gas, muchas veces acompañadas por apagones de gran escala. Durante la Tormenta Invernal Uri en la parte central de los Estados Unidos en 2021, falló la cuarta parte de la capacidad eléctrica en esa área. Las centrales de gas representaron la mayor parte, y una parte desproporcional, de fallas en capacidad de generación. Solo en Texas, más de 4,5 millones de clientes quedaron sin servicio eléctrico y murieron 246 personas.
Falló una capacidad eléctrica aún mayor durante la Tormenta Invernal Elliott en 2022, y las centrales de gas representaron desproporcionadamente esa fallida capacidad. En el área servida por la red eléctrica regional del medio-atlántico, las centrales de gas representaron más del 70 por ciento de la capacidad que falló.
Podemos hacerlo mejor
La respuesta a los desafíos de las centrales eléctricas de gas no es agregar más centrales de gas. Hay como hacerlas más fuertes contra el frío mediante “climatización”. Pero hacer eso no resuelve muchos de los problemas fundamentales, como la dependencia excesiva en un combustible, los conflictos del gas durante tormentas invernales y la dependencia en el agua que hace que la generación sea vulnerable tanto a la congelación como a la sequía.
Tampoco enfrenta a los riesgos de la contaminación que viene de la extracción y la quema de gas, ni los contaminantes aéreos que perjudican a la salud pública en las comunidades cercanas a las centrales, ni el dióxido de carbono que es uno de los contribuyentes principales al cambio climático. Y es ese mismo cambio climático que está empujando el aumento en la frecuencia y fuerza de las condiciones meteorológicas extremas que amenazan a las centrales de gas (y muchas más).
Una de las soluciones que sí tiene sentido es prestar mejor atención al cálculo de la confiabilidad de las centrales eléctricas de gas. Ese cálculo debe tomar en cuenta los varios problemas que pueden tener esas centrales cuando la generación más se necesita, durante condiciones extremas. Y debe incluir el hecho que las centrales pueden salir perdiendo cuando el suministro de gas se prioriza para otros usos.
La mejor solución para los problemas de las centrales de gas, ante todo, es la priorización de fuentes limpias de electricidad, y una transición más rápida hacia la energía limpia. Eso involucra un portafolio de recursos de energía renovable, combinado con el almacenamiento de energía (en baterías, por ejemplo), la eficiencia energética, la promoción del uso flexible de electricidad para que corresponda más a tiempos de mayor generación y la modernización de la red eléctrica para aumentar el aprovechamiento de energía renovable en otras regiones.
Un futuro más fiable, sin los problemas de gas
El nuevo informe y un resumen, ambos disponible aquí (en inglés), tienen más detalles sobre los modos de fallo de las centrales eléctricas de gas, los incidentes de los últimos años y las soluciones que sirven tanto ahora como a largo plazo.
Como dice el resumen: “Es cada vez más claro que los consumidores no pueden confiar en el gas cuando más lo necesitan, y la transición a la energía limpia brinda la oportunidad de construir una red eléctrica más fiable y a la vez hacerle frente al cambio climático.”