Las claves de una nueva PAC marcada por los costes de la energía y la caída de 1.600 millones de la renta agraria

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Recta final para la nueva Política Agraria Común (PAC) de 2023. La Comisión Europea aprobó definitivamente el 14 de diciembre los 28 planes estratégicos (Bélgica tiene dos) de cada país de la UE para gestionar estas ayudas a la agricultura y la ganadería. Un día después, España aprobaba en el Congreso la ley con la que organizará el sistema en nuestro país. 

Con esta norma, el Gobierno gestionará los 7.150 millones de euros anuales que prevé la Política Agraria Común a los que podrán acceder más de 630.000 agricultores y ganaderos españoles, como explicó en su intervención el ministro de Agricultura, Luis Planas.

Te contamos cuáles son las principales novedades de esta PAC y qué cambia a partir de ahora.

Con la nueva PAC, se destinarán un 23% de las ayudas directas a los eco-regímenes

La nueva PAC incluye unos 4.800 millones de euros al año en ayudas directas para agricultores y ganaderos, como recoge el plan estratégico del ministerio. Es un “apoyo a la renta de los agricultores”, que cuentan con unos ingresos de un 30% menos que los trabajadores que se dedican a otras actividades económicas. De hecho, aunque la renta agraria ha ido subiendo en los últimos 30 años, desde el 2021 cayó un 5,5%, lo que supuso una bajada de más de 1.600 millones de euros en las cuentas de los agricultores por la subida de los piensos, los fertilizantes o la energía, según la última estimación de Agricultura.

Una de las principales novedades que incluye la PAC es la de los eco-regímenes, a los que se va a destinar un 23% de las ayudas directas totales. ¿En qué consisten? Se trata de un sistema de ayudas de hasta 165 euros por hectárea que beneficiará a las explotaciones “que lleven a cabo prácticas agrícolas o ganaderas beneficiosas para el clima y el medioambiente” como el pastoreo extensivo, la siembra directa o la rotación de determinados cultivos, explican desde el Ministerio de Agricultura. Los agricultores podrán “escoger entre las que más les interesen según el modelo de explotación”.

Sin embargo, desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) critican que se trata de prácticas “de difícil adaptación en un país tan diverso como España, con todo tipo de climas, pendientes y pluviometrías”, como explica a Newtral.es José Luis Miguel, director técnico de la organización.

Dentro de estos pagos, la nueva PAC incluye otras medidas y algunos límites, como explican en la Comisión:

Un techo de ayudas por explotación, es decir, un límite económico para que los agricultores solo puedan llegar a un máximo de dinero por cultivo y favorecer así un reparto equitativo.Un sistema de ayudas redistributivo pensado para que las primeras hectáreas y las primeras cabezas de ganado reciban mayores beneficios.Ayudas a los jóvenes y mujeres que sean titulares de una explotación. La Comisión establece un mínimo del 3% de los pagos directos para resolver el problema del relevo generacional derivado de “la despoblación de las zonas rurales, la falta de servicios o el desprestigio de la profesión agraria”, como explica el director técnico de COAG.Plan estratégico de la PAC de España para 2023-2027

Los agricultores temen que la nueva PAC genere tensiones en la producción

En diciembre de 2021 la Comisión Europea adoptó el acuerdo final sobre la nueva PAC, que entrará en vigor en 2023. Desde entonces, cada país ha ido presentando una serie de planes estratégicos para adaptarla a la realidad de cada región y cumplir así con los objetivos del organismo europeo.

El principal objetivo de esta última PAC, “la más preocupada por el medioambiente”, como explica Diego Juste, portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), es minimizar el impacto ecológico de las explotaciones. “Estamos entrando en una nueva fase, que ya se había esbozado en la anterior reforma, en la que la agricultura está sujeta a la conservación medioambiental y climática. Es un nuevo paradigma en el que las necesidades de los agricultores y la orientación productiva han pasado a un segundo plano porque la prioridad ya es otra”, como denuncia COAG.

En ese sentido, la Comisión ha ido endureciendo las condiciones de acceso a las ayudas para los agricultores con el objetivo de reducir esa huella ecológica, aunque esto acaba condicionando el trabajo en el campo: “El problema es que muchos de estos criterios se diseñan desde despachos en Bruselas y hay que ver si son efectivos o no. Lo que sí sabemos es que esto tiene un impacto, porque vamos a acabar produciendo menos y nos va a costar más por los propios criterios que se introducen. Si tú tienes que dejar más zonas protegidas y retirar más tierras de cultivo, vas a tener menos producción. A todo esto hay que sumar la subida de los costes, que ya venía de antes de la guerra, y las sequías que hemos tenido este año”, explica José Luis Miguel.

Matices a las exigencias europeas: más flexibilidad en el terreno con novedades como la siembra en barbecho

Sin embargo, en los últimos meses la UE ha tenido que relajar algunas de sus exigencias para adaptarse al contexto económico derivado de la guerra en Ucrania y ha ido flexibilizando sus criterios. “La UE ha abierto, por ejemplo, la posibilidad de sembrar algunos barbechos, campos que habitualmente se tienen que dejar sin trabajar, para garantizar que todas las tierras estén produciendo y suplir así la falta de alimentos que no van a llegar desde Ucrania”, explica Juste.

En esa línea, el Gobierno también flexibilizó en octubre de forma temporal otros requisitos para recibir las ayudas y abrió la posibilidad de reducir los días de pastoreo extensivo o de usar fertilizantes en algunas tierras de cultivo reservadas para la protección de ecosistemas, como establece el Fondo Español de Garantía Agraria.

Pese a los avances, los agricultores siguen encontrándose con otros problemas a la hora de acceder a las ayudas, como las trabas burocráticas. “La UE siempre ha sido consciente de que era complicado, uno de sus mantras es precisamente la simplificación de los trámites, pero han pasado muchas reformas y la complejidad ha ido aumentando”, explica a Newtral.es José María de la Cuesta, catedrático jubilado en Derecho Civil por la Universidad de Burgos.

“Con los eco esquemas se acentúan todavía más estas dificultades y ya se está hablando de que serán un sudoku de alto nivel. Hay que estar muy habituados a cada tipo de plataforma de la administración electrónica en las que se solicitan las ayudas, a cómo funciona cada una, porque no todas son igual de intuitivas y, si pierdes mucho tiempo, te puedes llegar a desesperar”, apunta.

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