Las zonas más afectadas por el fuego de este verano resurgen de las cenizas

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El invierno es tiempo para la recuperación de las zonas quemadas. La temporada de incendios del pasado verano arrasó con más de 306.000 hectáreas, según los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). De Zamora a Lugo y Ourense, pasando por Zaragoza y Málaga, las zonas más afectadas por los fuegos estivales han comenzado a recuperarse. Las consejerías de cada región explican a Newtral.es las acciones que con más urgencia están desarrollando meses después de apagar los incendios. 

Todas las maniobras a corto plazo pasan por proteger el suelo de la erosión donde luego debería crecer el bosque, ya que el fuego no solo acaba con la fauna y la flora, también causa daños irreparables en el terreno. “La biodiversidad tarda solo semanas o meses en recuperarse”, explicaba a Newtral.es Juli G. Pausas, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en materia de incendios forestales. Sin embargo, los bosques frondosos y adultos necesitan varios años para volver a ser lo que eran después de un incendio, aseguran las consejerías contactadas.

Andalucía: trabajos científico-técnicos para la recuperación de las zonas quemadas

La temporada de incendios comenzó en Sierra Bermeja (Málaga) a principios de junio. El fuego destruyó 3.500 hectáreas de una zona considerada de alto valor ecológico en la Costa del Sol. Llovía sobre mojado. La misma zona había sido arrasada por uno de los peores incendios que se hayan vivido en la provincia de Málaga el verano de 2021, quemando entonces cerca de 10.000 hectáreas.

Desde la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de Andalucía informan a Newtral.es que han movilizado cerca de 22 millones de euros en el periodo 2019-2022 dedicados a restaurar las áreas afectadas por los incendios. En concreto, este presupuesto se ha destinado a obras como cortar los árboles para minimizar el riesgo de caída sobre vehículos y transeúntes; construir hidrotecnias para frenar los procesos erosivos en laderas y diques para minimizar el riesgo de inundación de la zona incendiada. 

Además, el grupo de trabajo científico-técnico que se creó para restaurar el primer incendio de Sierra Bermeja también trabaja para hacer el seguimiento y el plan de acción del ocurrido este verano. 

Castilla y León: la región más afectada por los fuegos del verano se prepara para la recuperación de las zonas quemadas

A medida que los días se alargaban y llegó la primera ola de calor, se intensificaron los incendios. El más destructivo fue el que afectó a la Sierra de la Culebra, en Zamora, donde el fuego arrasó más de 30.800 hectáreas. Además, el territorio castellano y leonés fue el más golpeado por el fuego con otros focos en Ferreruela o Losacio.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente de Castilla y León indican a Newtral.es que se han emprendido acciones para indemnizar a los afectados, restaurar los terrenos quemados y mejorar la capacidad de respuesta ante episodios similares en el futuro. 

En concreto, se han invertido más de seis millones de euros para realizar “obras de emergencia”, es decir, las acciones que se realizan en los meses posteriores al incendio con el objetivo de proteger el suelo desnudo y erosionado, mucho más sensible ahora por el fuego. Estas acciones consisten en cubrir el terreno con paja o en triturar los restos quemados y distribuir la astilla resultante. También se están construyendo fajinas y albarradas –barreras acondicionadas sobre laderas para frenar la acción del agua y aumentar la infiltración del suelo– y diques en las cabeceras de las cuencas hidrológicas, explican.

La Consejería explica que estas son las acciones más urgentes, ya que los planes de restauración de los grandes incendios necesitan de un plazo de 10 años para llevarse a cabo. Los técnicos de la Junta calculan que los bosques necesitan unos 15 años para que el arbolado alcance alturas que superen a las de las personas y para que los efectos de los incendios sean poco perceptibles.

Galicia: reducir el riesgo de erosión del suelo después de un incendio

Otra región con gran superficie quemada ha sido Galicia y, en concreto, Lugo y Ourense. Entre enero y octubre del año pasado, aunque con especial virulencia durante el verano, las llamas quemaron 51.643 hectáreas de las cuales 16.852 fueron de superficie arbolada, como detalla la Xunta en un comunicado

Según Protección Civil, Galicia es la segunda comunidad que más grandes incendios forestales ha registrado este verano –aquellos que queman más de 500 hectáreas–, con 13 fuegos de estas características, lo que supone un 24% de los detectados en toda España, solo por detrás de Castilla y León, con el 27%.

Cristina Fernández, doctora en Biología del Centro de Investigación Forestal de Lourizán, es una de las técnicas de la Xunta experta en la recuperación de áreas quemadas. Fernández explica a Newtral.es que el primer paso tras las llamas es evaluar su severidad en el suelo para evitar la erosión, unos trabajos que se deben realizar en los meses posteriores al incendio porque en el primer año este riesgo es mayor. “La protección del suelo es crucial para la restauración de los ecosistemas, es el sostén de todo lo demás”, señala. 

“El verano de 2022 ha sido un verano duro. Estamos en una dinámica de sequía y de cambio global, por lo que podemos esperar que estos eventos tan extremos sean cada vez más frecuentes”, explica Fernández. Por ello, fue en Galicia donde surgió la necesidad de recuperar los paisajes ya quemados antes que en otras regiones. “Somos pioneros en la respuesta urgente, en atender la mitigación de los efectos de un incendio en el corto plazo”, indica. 

El primer paso para iniciar la recuperación de las zonas quemadas es evaluar el impacto ecológico del fuego porque “los incendios no causan un daño homogéneo en toda la superficie”. Y el segundo es amortiguar la pérdida de suelo y de las escorrentías, es decir, evaluar y mitigar el riesgo de que se produzcan arrastres por las lluvias torrenciales del otoño. “Evaluamos el incendio para determinar qué zonas han sido afectadas con mayor gravedad, aquellas con riesgo de que se produzcan arrastres de sedimentos (carbón, ceniza) que puedan alterar la calidad del agua y provocar otros daños”.  Una vez recogida esta información, realizan diferentes acciones para procurar una cobertura artificial al suelo dañado de la misma manera que se cubre con betadine una herida abierta en la piel. 

Aragón: la despoblación como combustible de los incendios 

El fuego este verano también afectó a la provincia de Zaragoza, en concreto a Ateca y Moncayo donde ardieron más de 20.000 hectáreas, según datos del Gobierno de Aragón. “Otros años también hemos tenido incendios que han quemado las mismas hectáreas o incluso más, pero este verano ha sido especialmente complicado por la virulencia y el avance tan rápido del fuego”, explican a Newtral.es fuentes de la Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal de Aragón.

Según relatan estas fuentes, el problema de los devastadores incendios en la provincia se intensifica debido a la despoblación y al abandono del campo, combustible para los fuegos que, al mismo tiempo, provocan la marcha de agricultores y ganaderos por el suelo sin vida que dejan las llamas. “La situación es estadística: menos población en el medio rural, más cambio climático, igual a más incendios”. 

Menos población en el campo, menos actividad agrícola, menos gente utilizando el monte para extraer leña, para tener ganados y pastos… En general, la falta de labores tradicionales en las zonas rurales provoca que haya más “masas continuas de arbolado” y que se pierda “discontinuidad en el paisaje” por lo que es mucho más fácil que se propaguen los incendios. De esta manera, desde la Administración explican que la mejor prevención de los incendios es potenciar que haya gestión forestal para adaptar los bosques al cambio climático, no solo por el fuego, si no porque cada vez llueve menos y hace más calor. 

En eso centran su trabajo, en promover la cultura del aprovechamiento de las zonas rurales a través de ayudas a los propietarios forestales (mayormente ayuntamientos) y planes concretos para lograr que las zonas despobladas no se queden vacías del todo. Porque si esto ocurre, el bosque se seca o arde.  

En cualquier caso, las labores de recuperación de las zonas quemadas son lentas. “En Aragón aún estamos regenerando incendios de 2009 o 2015. Lo más urgente es controlar la erosión y la pérdida de suelo, actuar con rapidez y de forma eficaz, pero los bosques de árboles con portes tal y como los conocemos tardarán décadas en formarse”, relatan desde Medio Natural.

Fuentes

Consejerías de Medio Ambiente de Andalucía, Aragón, Galicia y Castilla y León

Gobierno de Aragón

Cristina Fernández, doctora en Biología del Centro de Investigación Forestal de Lourizán

Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales

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