¿Puede un perro ‘leer’ la mente humana? Dicho así, desde luego que no. Ni un perro ni nadie. Pero otra cosa es que los perros puedan interpretar las intenciones humanas (igual que nosotros sus gestos). Y eso es algo que ha intrigado a las personas que investigan el comportamiento animal. Sabemos que los primates tienen esa cualidad. Pero no se había podido demostrar en otro gran grupo de mamíferos.
El Laboratorio de Inteligencia Canina de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria) ha realizado nuevos experimentos con conclusiones más claras. Medir la intencionalidad de una persona no es fácil. Nos cuesta a los propios humanos a veces. Este tipo de pruebas de laboratorio se diseñan, normalmente, para bebés humanos. Así que el equipo de Christoph Völter decidió adaptar uno de esos experimentos clásicos a los perros, publicados ahora en Proceedings of the Royal Society B.
Una investigadora se sentó en una urna con una mampara de plástico transparente al frente. En ella, había un agujero del tamaño de una pelota de golf. Ofreció golosinas de salchicha a un total de 48 perros domésticos de diferentes razas. En la primera fase, la experimentadora que iba a ofrecer el ‘snack’ al perro dejó caer la salchicha de su lado de la mampara, haciendo como que se le había resbalado accidentalmente.
En otra fase, la investigadora hace como que le ofrece la golosina para, inmediatamente, retirársela de su alcance, con la intención de burlarse del perro. Es decir, practica con él un troleo que –fuera del campo experimental– se ve en algunos vídeos de TikTok, enfureciendo al animal.
En el experimento, los gestos básicos con las manos fueron los mismos en ambos casos y el investigador no hizo ningún otro aspaviento o grito. Pero la reacción de los perros cambiaba según la intención del humano.
Inteligencia artificial para medir la reacción de perros a la intención humana
Ocho cámaras en diferentes lugares grabaron a los perros durante el experimento. Un software de seguimiento 3D apoyado en inteligencia artificial registró cada movimiento. Gracias a eso pudieron medir que los canes parecían reaccionar con más impaciencia a las burlas, lo que sugiere que entienden la diferencia entre un acto accidental y un acto intencional.
En todas las pruebas, los perros tuvieron que esperar 30 segundos antes de obtener finalmente su recompensa, durante los cuales el equipo siguió su reacción. Un algoritmo de aprendizaje automático siguió puntos específicos en los cuerpos de los perros. Permitió a los investigadores analizar el lenguaje corporal de los cánidos.
Cuando los trolearon, los perros interpretaron las ‘malas’ intenciones porque estuvieron cerca de la jaula solo el 78% del tiempo de prueba. Si el experimentador dejaba caer la golosina sin querer, los perros permanecían un 11% más frente a la mampara de plástico.
Cuando se cerró el orificio del disco de plástico, los perros corrieron rápidamente hacia un lado de la mampara, quizás para conseguir la ansiada salchicha. En este caso, solo permanecieron frente a ella el 64% por ciento del tiempo.
La evaluación de los datos reveló información interesante sobre el pensamiento de los perretes. Por ejemplo, el software de seguimiento 3D mostró que los animales tendían a mover la cola del lado derecho del cuerpo cuando el experimentador jugueteaba torpemente con la salchicha.
«Investigaciones anteriores han relacionado los movimientos de la cola derecha con emociones positivas. Esto es consistente con la suposición de que los perros consideraron honestas las intenciones del experimentador», dice Ludwig Huber, autor principal del estudio y jefe del Departamento de Investigación Cognitiva Comparada y el Instituto de Investigación Messerli en Vetmeduni.
Comportamiento similar al de bebés y grandes simios
El estrecho vínculo social entre los humanos y los caninos está bien establecido, pero los investigadores tienen una comprensión limitada de si los perros comprenden la intención humana y cómo lo hacen.
Perro del experimento sobre la intención humana | Voelter, Clever DogPara Völter, “nuestros resultados proporcionan evidencia sólida de que los perros distinguen entre acciones similares que conducen al mismo resultado pero que están asociadas con diferentes intenciones. Se comportaron como niños pequeños y grandes simios en situaciones comparables”. Es posible que habilidades cognitivas similares sean la base de esto, pero el estudio no lo ha probado.
