Los villancicos amenizan las fiestas navideñas (aunque ya sabes que este año no hay que gritar ni cantar para evitar el contagio de SARS-CoV-2) y no queremos chafar vuestras ilusiones pero algunos son bulos. Porque no, los peces en el río no beben, y beben, y vuelven a beber.
Lo explica muy bien en este post Juan Ignacio Pérez, catedrático de Fisiología de la Universidad del País Vasco. En él explica que aunque todos los seres vivos necesitan agua para sobrevivir, los peces de río y de agua dulce la obtienen de forma diferente y que, técnicamente, los peces de río no beben agua, aunque los de mar sí.
El motivo es que la salinidad del agua que les rodea, en comparación con la salinidad de su propio cuerpo, es muy baja, y el agua siempre fluye del medio en el que hay menos sal hacia el que tiene más sal, y por eso los peces de río, más salados que su entorno, corren el riesgo de hincharse de agua. Por este motivo no beben, sino que filtran agua a través de sus agallas y orinan en abundancia para expulsar el exceso de agua, a la vez que tienen algunos mecanismos para retener parte de las sales que saldrían en esa orina.
El caso de los peces de mar es el contrario: su entorno es más salado que ellos y por eso corren el riesgo de deshidratarse. Así que ellos sí que beben, y su organismo está preparado para procesar ese alto nivel de salinidad en el agua, y sin embargo orinan muy poco para no desperdiciar líquidos. Lo explica el mismo Juan Ignacio Pérez en este otro artículo.