No, no es cierto que las vacunas contra la COVID-19 contengan grafeno ni que esa sea la causa de su supuesto magnetismo

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Un vídeo viral desinformador afirma con la supuesta voz del médico genetista Luis Marcelo Martínez que algunas de las vacunas contra el coronavirus generan “actividad magnética entre las 12 y las 24 horas y que luego difunde al resto del organismo”. También dice que el grafeno podría ser la causa del supuesto magnetismo que generan las vacunas contra el coronavirus. Pero es un bulo: las vacunas no generan magnetismo, ni contienen grafeno, ni este tiene capacidades magnéticas. 

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.

Las vacunas no tienen grafeno (y este además no tiene actividad magnética)

Ninguna de las vacunas contra el coronavirus aprobadas en la Unión Europea contienen grafeno, una sustancia compuesta por carbono parecido al grafito. Además, el vídeo afirma que el grafeno es un ”ferrofluido” y un “superconductor con actividad magnética" que se activa "cuando eleva su temperatura y toma contacto con la humedad”. Pero no es cierto.

En declaraciones a AFP Factual, verificadores miembros de la International Fact-Checking Network (IFCN) a la que también pertenece Maldita.es, Marcelo Mariscal, el vicedecano de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), ha rechazado que el grafeno “de ninguna manera constituye un ferrofluido”.

Mariscal también ha afirmado a AFP Factual que “las propiedades magnéticas no existen de forma natural en el grafeno. Tampoco es un superconductor con actividad magnética”. La doctora en Química María Celeste Dalfovo y el investigador Santiago Barrionuevo, del Grupo de Sensores y Electrocatálisis del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) afirmaron lo mismo a AFP Factual: “Por sí solo, el grafeno es diamagnético. Esto quiere decir que no se ve atraído por imanes, con lo que no conforma un ferrofluido. Además, si bien sus características de transporte electrónico son extremadamente interesantes desde el punto de vista tecnológico y de investigación, no es un superconductor con actividad magnética’”.

No, las vacunas contra la COVID-19 no contienen componentes "magnéticos" que puedan atraer imanes

Como ya hemos desmentido en Maldita.es, pese a los numerosos vídeos en los que supuestamente vemos que un imán se pega a la zona del brazo donde supuestas personas vacunadas contra la COVID-19 han recibido la inyección, esto no se debe a las vacunas, ya que no tienen ningún componente magnético.

"Es completamente falso. Por supuesto que no tienen ni metales pesados ni componentes magnéticos", nos aseguró Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Si revisamos las fichas técnicas de las distintas vacunas contra la COVID-19 que están en uso en la Unión Europea (UE) y, por lo tanto, en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen) podemos comprobar que no hay "metales pesados" entre sus componentes.

Si bien es cierto que algunas vacunas (no las del COVID-19 que están en uso en la UE) contienen sales de aluminio, estas son muy inferiores (menos del 1%) a las que, de forma natural, contienen los alimentos que consumimos habitualmente, según recoge este texto del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Las sales de aluminio tienen un papel adyuvante en las vacunas, es decir, “contribuyen a potenciar la respuesta inmune de la vacuna”, explica Jaime Jesús Pérez. En este sentido, vacunas contra la COVID-19 que están en uso en otros países, como CoronaVac y Covaxin, contienen sales de aluminio como adyuvantes. También Epivac, que continúa en fase de ensayos clínicos.

Por qué sería imposible que una vacuna lograse que se nos pegasen imanes en la piel: la cantidad inyectada sería demasiado pequeña para tener ese efecto

El físico Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), aseguró a Maldita.es que las vacunas contra la COVID-19 no contienen "ningún elemento químico o material que tenga propiedades magnéticas". Pero, en el hipotético caso de que así fuera, el imán no se sostendría en la piel de todos modos. Según explicó, los materiales magnéticos serían distribuidos por el cuerpo y no se quedarían concentrados en la zona del pinchazo. Y, como la vacuna se inyecta en profundidad, "difícilmente llegaríamos a obtener respuesta con un imán". En cualquier caso, la cantidad de materiales magnéticos de la vacuna serían insuficientes "como para que la fuerza magnética venciera a la fuerza gravitatoria".

Además, si la vacuna llevara materiales magnéticos, no sería transparente. "No conozco ningún material magnético líquido que sea transparente. Recordemos que, además, debe ser muy fluido para poder viajar a través de la aguja de inoculación que es muy muy fina", apuntó Alberto Nájera.

¿Por qué se nos pueden quedar objetos metálicos “pegados” en la piel momentáneamente? 

Hay que tener en cuenta que desconocemos muchos detalles de cómo han sido grabados los vídeos que están circulando. No sabemos cómo son los supuestos imanes que han usado, si han podido utilizar alguna sustancia para que los objetos se pegaran a la piel o si las personas que salen han sido realmente vacunadas contra la COVID-19. 

"Mi hipótesis es que gracias a la humedad de la piel o a ejercer una pequeña presión, consiguen que los elementos que utilizan queden sujetos, entiendo que momentáneamente", afirmó Nájera. Por ejemplo, el experto señaló que si a una cuchara le echamos el aliento y generamos un poco de vaho, podemos hacer que adhiera a nuestra piel durante un rato.

En este sentido, Daniel Gómez, neurocientífico, divulgador y mago, explicó a Maldita.es que durante el siglo XX se utilizaba un truco que consistía en pegar metales al cuerpo, incluso pesados, para dar la impresión de que una persona podía ser magnética. Estos elementos se quedaban pegados al cuerpo gracias a la humedad de la piel. Según apunta Gómez, este efecto fue desmontado por el mago James Randi. Como podemos ver en este vídeo, Randi comprobó que añadiendo talco a la piel, que es un elemento secante, el objeto deja de pegarse.

“Si alguien cree que se ha magnetizado por las vacunas, siempre puede comprobarlo por sí mismo en el brazo contrario (que también se pegará) o añadiendo talco o similares (que hará que deje de pegarse)”, señala Gómez. El experto afirma que con la humedad, como el sudor de la piel, podemos hacer que objetos metálicos se nos queden pegados. 

También hemos consultado por este tema a Sonia Antoranz Contera, catedrática de Física Biológica en la Universidad de Oxford, que señala que la “atracción” que vemos en este tipo de vídeos puede deberse a la humedad de la piel, el calor producido en el brazo por la administración de la vacuna y a otros factores. “Normalmente no hay una sola causa, y buscar una solución ‘magnética’ es una manera de simplificar que no es aplicable a la realidad compleja del problema, sobre todo, porque no hay partículas magnéticas en las vacunas”, indica la experta.

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