Pautas alimentarias que deben seguir quienes tienen problemas de ácido úrico

1 year ago 58

Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana es qué pautas alimentarias deben seguir aquellas personas que tienen problemas de ácido úrico. Lo primero y más importante en este asunto es acudir a un profesional que valore nuestro caso concreto. Lo segundo que, en general, las recomendaciones por las que nos preguntáis (básicamente evitar o reducir los alimentos que originan purinas, que son los compuestos precedentes del ácido úrico) no son útiles para todo el mundo. Solo lo son para aquellas personas con niveles elevados de este producto de desecho. Es decir, la alimentación no prevendrá problemas relacionados con el ácido úrico, pero sí puede disminuir los niveles elevados del mismo.

Como indicaba en nuestro consultorio twitchero-científico en directo Julia Farré, dietista-nutricionista, lo cierto es que existe mucho desconocimiento sobre qué es el ácido úrico. ¿A qué nos referimos cuando mencionamos el ácido úrico y por qué, en niveles elevados, puede suponer un problema?

“El ácido úrico es un desecho del cuerpo fruto del metabolismo”, explica Farré. Es decir, esta sustancia es parte del resultado, de ‘lo que sobra’, de la ingesta de alimentos y las reacciones químicas a través de las que pasa. Por si cabe duda, “no sirve para nada”: “No es una molécula importante que tenga funciones en el cuerpo. El cuerpo lo que quiere hacer es eliminarlo”, añade la experta.

La única manera de hacerlo es a través de la orina. El problema viene por lo tanto, según Farré, cuando esta vía de eliminación no funciona lo suficientemente bien o cuando nuestro cuerpo ‘fabrica’ mucha más cantidad de ácido úrico de la que puede eliminar. Es entonces cuando se empieza a acumular. En palabras de la experta, el ácido úrico es un desecho, algo que el cuerpo no necesita y que, al acumularse, puede dar lugar a diferentes daños.

Los dos grandes problemas derivados de la acumulación de ácido úrico son los ataques de gota, en los que se crean en las articulaciones una especie de cristales que causan un intenso dolor; y las piedras o ‘arenilla’ los en riñones (y vías urinarias, en general). El problema es que “cuando duele, es muy tarde”: “Cuando tienes un ataque de gota o un cólico nefrítico en el riñón, probablemente el problema de ácido úrico elevado lleve existiendo bastante tiempo”, afirma Farré.

De ahí que su recomendación consista en fijarnos en las analíticas de sangre. Los niveles de ácido úrico (o urato) normales van desde los 2,4 a los 6,0 miligramos por decilitro (mg/dL) en mujeres y desde los 3,4 a los 7,0 mg/dL en hombres. De presentar niveles elevados, “no es tanto culpa de lo que comemos sino de lo que nos ha tocado vivir”, señala Farré. De ahí que las pautas de alimentación para reducir el ácido úrico no sean útiles para todo el mundo, sino solo para quienes tienen tendencia a que este valor suba: “No por comer sardinas cada día vas a tener el ácido úrico alto; pero, obviamente, una persona que tiene el ácido úrico alto no puede comer sardinas cada día (y, seguramente, pueda hacerlo pocas veces)”.

¿Cuáles son los alimentos que tienen como resultado, como ‘desecho’ de nuestro metabolismo, esta sustancia? Aquellos que producen más purinas, los precedentes del ácido úrico. Suelen ser los que contienen proteínas de origen animal, como carnes o pescados. “El pescado azul, por ejemplo, es uno de los alimentos que más purinas origina; así como las carnes rojas”. La recomendación, por lo tanto, sería consumir pescado blanco (también en cantidades reducidas). En cuanto a la carne, la más segura, según Farré, sería la de conejo.

También tenemos que prestar atención a cómo cocinamos estas carnes: una manera de eliminar purinas de ellas es hirviéndolas. Si cocemos la carne para hacer un caldo, por ejemplo, reduciremos la cantidad de purinas en comparación con un cocinado al horno o guisado. “Pero claro, esas purinas pasan al caldo”, advierte Farré, por lo que lo recomendable en una persona con problemas de ácido úrico es evitar beber ese caldo resultante.

La Clínica Mayo recomienda evitar o reducir el consumo de carnes como el hígado, el riñón y las mollejas; el marisco y los alimentos y bebidas azucaradas, como los cereales endulzados, los productos de panadería y las golosinas. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) aconsejan, además, limitar el consumo de alcohol (especialmente la cerveza y los licores fuertes).

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