Proponen una alternativa completa al diseño de recogida y tratamiento de residuos y a la Ordenanza fiscal reguladora de la tasa de residuos

2 days ago 47

Ante una situación claramente deficiente en la recogida y tratamiento de los residuos sólidos urbanos en Valladolid donde todo el esfuerzo de separación de residuos de las personas y del proceso de recogida de residuos sólidos urbanos termina, en más de un 80%, en el vertedero sin ningún tipo de reciclaje, Ecologistas en Acción Valladolid presenta una alternativa a la Ordenanza fiscal reguladora de la tasa para mirar a largo plazo y comenzar un cambio de calado en la gestión de los residuos en la ciudad.

Hay que atender con rigor las Directivas de la Unión Europea que establecen claramente el “orden de prioridad en las actuaciones en materia de residuos: prevención de residuos, preparación para la reutilización, reciclado, otros tipos de valoración, y, por último, la eliminación de los residuos”. Es necesario un cambio estructural que permita cumplir los objetivos normativos y reorientar las prioridades marcadas tal y como señala el informe más reciente de la AIREF de 2023 “Estudio Gestión de residuos municipales”.

En primer lugar, hace falta un programa a largo plazo, con amplia participación social, donde se fijen las líneas de trabajo a seguir en Valladolid para lograr los objetivos de reducción de residuos. Para ello, Ecologistas en Acción propone establecer un programa local con medidas específicas, para hogares y organizaciones públicas y privadas, con objetivos a largo plazo -de 10 a 20 años- y a corto plazo -de 1 a 5 años-. La ordenanza a aprobar en Valladolid no contiene ninguna previsión de futuro relacionada con los mandatos de la UE y con el sentido común ambiental. La AIREF deja claro que sin esa programación a largo plazo la mayor parte de los esfuerzos no tendrán sentido.

En segundo lugar hay que avanzar hacia el pago por generación (PxG) -que la AIREF califica como “muy eficaz”- apostando por una tasa de residuos que cumpla los requisitos de la Unión Europea y de la legislación española. La Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos incorpora expresamente “la obligación de que las Entidades Locales dispongan de una tasa (…) que debería tender hacia el pago por generación” que “ha resultado un instrumento útil en el diseño de las tasas municipales de recogida y tratamiento donde cada hogar paga en función de los residuos que genera”.

En la Ordenanza municipal la aplicación del principio de “quien contamina paga” es muy endeble ya que, en esencia, se procede a cargar sobre los bienes inmuebles destinados a vivienda (superficie construida y número de personas empadronadas) el grueso más relevante de la tasa, a pesar de las dificultades censales que ofrece y de la necesidad de dotar a la tasa de un carácter educativo para lograr el fin primordial que se pretende: la reducción de los residuos generados y su posterior reutilización.

Ahora bien, el establecimiento de sistemas de pago por generación debe hacerse teniendo en cuenta la estructura actual de recogida de residuos que en nuestra ciudad es actualmente muy diferente a la necesaria ya que está basada en la proliferación de contenedores y en una recogida exhaustiva de los mismos.

En tercer lugar, Ecologistas en Acción Valladolid propone la puesta en marcha de tras programas pilotos para la recogida puerta a puerta en un barrio, la recogida puerta a puerta para una zona comercial y otro para superficies comerciales para el establecimiento del sistema de depósito, devolución y retorno.

Con el fin de poder realizar un análisis comparativo de todo tipo de costes (incluidos los ambientales) a corto, medio y largo plazo se puede implementar, desde mediados de 2025, un programa piloto de recogida “puerta a puerta” en algún barrio de la ciudad de tamaño reducido y con unas características que permitan obtener el mayor compromiso de vecinos y vecinas con ese programa. Se debe decidir, con amplia participación social, la frecuencia de la recogida de los residuos, la colocación de algún contenedor para situaciones de emergencia, la forma de medir la cantidad de residuos que genera cada vivienda y la recompensa que tendrán los inmuebles que menos residuos generen y entreguen. Este programa podría desarrollarse en un barrio como Girón y durante 2025 sus vecinos pagarían la cuota con los mismos parámetros que el resto de los inmuebles de la ciudad pero los que menos residuos generen podrían tener una compensación económica a finales de año.

También debe establecerse un programa piloto de recogida “puerta a puerta” para establecimientos comerciales en una zona determinada de la ciudad, con las mismas finalidades y metodología que el anterior, y en colaboración con las organizaciones representativas de comerciantes. En la selección se buscaría una zona donde predomine la fracción “resto de los residuos”. Durante 2025 esos comerciantes pagarían la tasa que quede finalmente aprobada por el pleno municipal. Los resultados de la evaluación se utilizarían para futuras regulaciones.

Finalmente se establecería un programa piloto con superficies comerciales de la ciudad para la instauración de sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR). Los contenedores amarillos no son una buena medida. Sí lo son, en cambio, los programas SDDR, probados con éxito desde hace años en algunos países europeos para cubrir tres tipos de envases: plástico, metal y vidrio. Tendría que haber colaboración económica de ECOEMBES que es la fundación que recibe el dinero que pagamos de manera adelantada los usuarios. Y tendría que hacerse con algún incentivo económico para los consumidores.

Por último, Ecologistas en Acción, propone el establecimiento de sistemas de medida en los contenedores de la ciudad. Una verdadera “smart city” y un programa municipal de reducción de residuos exige completar progresivamente los contenedores para que incorporen, de la manera más fácil y barata, instrumentos de medición de los residuos depositados para caminar hacia el pago por generación (bolsas obligatorias o etiquetas identificativas). En el caso de los contenedores para residuos orgánicos habría que instalar mecanismos de “apertura con tarjeta”, que se entregará a cada vecino, ya que una mejor separación de los residuos en origen constituye la clave para su mejor reciclado. La AIREF aboga decididamente por ellos.

“Todas estas medidas deben financiarse en el año 2025 con cargo a los presupuestos municipales, en concreto con la cantidad que se obtenga por la diferencia entre los ingresos previstos por la nueva tasa de residuos y el coste de la disminución -en un 5%- de la recaudación por el Impuesto de bienes inmuebles”, señala la organización ecologista.

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