Una usuaria nos preguntó qué acciones como individuos son más eficaces para mitigar la crisis climática. La primera parte de la respuesta, donde nos centramos en reducir emisiones a través de la dieta y el transporte, está respondida en otro artículo. Aquí abordamos las decisiones más eficaces para hacerlo dentro de casa.
La energía utilizada en los edificios supone en torno al 17,5% de las emisiones globales. Las prácticas sociales de ahorro de energía, como cambiar la temperatura de calefacción y aires acondicionados, pueden contribuir a reducir emisiones en torno a un 15%. Acabar con las pérdidas de energía por aparatos electrónicos apagados pero en standby puede contribuir hasta un 10%, estima el IPCC.
Una revisión sistemática del año 2020 consideró 61 categorías para estimar la reducción de emisiones causadas por las actividades de consumo de los hogares. El vivir sin coche, tener una dieta basada en vegetales sin o con pocos productos animales, consumir electricidad renovable y calefacción con poca huella de carbono y tener vacaciones locales son los factores que supusieron mayor impacto en la reducción, indica el IPCC en su informe.
La nube, es decir, los servicios de internet que utilizamos, también tiene un impacto en el clima. En Climática han recopilado algunos consejos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por su uso, como utilizar aplicaciones de sólo audio en vez de con vídeo si vamos a escuchar música y conectarte a internet por cable en vez de por WiFi cuando sea posible, pues consume menos energía. Con el móvil, el WiFi es una mejor opción que los datos. Guardar tus archivos en tu dispositivo y no en la nube cuando sea posible también ahorra, igual que limpiar la bandeja de entrada de tu correo electrónico.
Andreu Escrivá destaca que “hay que hablar siempre de condiciones colectivas de vida para evitar que la reducción de la huella de carbono sea una cuestión de estilo de vida. Hay que hacerlo con planificación, democracia, justicia social y sí, también con implicación personal”. En la misma línea se posiciona el experto del IPCC Julio Díaz-José: “Se requieren cambios importantes a nivel político, de planificación, de infraestructura, de tecnología, de regulación… El individuo, si no forma parte de un conjunto integral de medidas, no podrá hacer gran cosa”.
“La huella de carbono es una herramienta pero no es un objetivo. Abogo por el concepto de sombra climática porque recoge mejor el resto de acciones como a quién votas, qué relación tienes con tus vecinos, si hablas del cambio climático con otras personas y el resto de cosas que también influyen pero no puedes contabilizar en una tabla de emisiones de carbono”, resume Andreu Escrivà.