Qué implica que Estados Unidos haya alcanzado su techo de deuda

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Estados Unidos techo de deuda

El 19 de enero Estados Unidos alcanzó su techo de deuda al superar la barrera de los 31,4 billones de dólares. Con esta cifra rebasó su límite legal de endeudamiento, es decir, la cantidad de dinero que el Gobierno estadounidense está autorizado a pedir prestado para hacer frente a sus obligaciones legales, como son el pago a la Seguridad Social y Medicare, los salarios de los militares, los intereses de la deuda nacional o las devoluciones de impuestos, entre otros servicios que proporciona el Estado.

Aunque Estados Unidos carga con deuda desde su fundación, la cifra actual es la más alta que ha tenido. Es seis veces mayor que la alcanzada a principios del siglo XXI: en dos décadas el país ha sumado 28,5 billones de dólares a su deuda. Además, desde Washington prevén que continúe creciendo año tras año durante la próxima década (página 53 del informe de la Casa Blanca).  

Para garantizar que el Gobierno federal tenga cierto margen de maniobra y pueda seguir pagando en los próximos meses, el Departamento del Tesoro ha activado una serie de maniobras fiscales extraordinarias al tiempo que insta a los líderes del Congreso por carta a elevar el techo de deuda. 

¿Cuál es el origen de la lucha en Estados Unidos entre republicanos y demócratas por aumentar el techo de deuda?

Dado que es la Cámara de Representantes de reciente mayoría republicana el órgano que tiene el poder de establecer un nuevo déficit presupuestario en Estados Unidos, los congresistas conservadores lo condicionan a que Joe Biden, el presidente demócrata del país, acepte fuertes recortes del gasto en partidas tan sensibles como la red de seguridad social, como han apuntado medios estadounidenses, entre ellos The New York Times. Programas que consumirán una parte cada vez mayor del presupuesto federal en las próximas décadas.

El objetivo de las medidas extraordinarias, anunciadas por la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, es cubrir los gastos que el Gobierno ya tiene comprometidos en el corto plazo dando a los legisladores más tiempo para negociar, suspender o aumentar el límite. En principio, esta ingeniería fiscal podría aliviar la situación hasta el 5 de junio. A partir de ese momento, si el Congreso no aprueba aumentar el techo de deuda, Estados Unidos podría llegar a una situación sin precedentes: el impago que, si se prolonga, desataría una crisis nacional.

“El periodo de tiempo que pueden durar las medidas extraordinarias está sujeto a una incertidumbre considerable, incluidos los retos que plantea la previsión de los pagos e ingresos del Gobierno de EE.UU. a meses vista. Insto al Congreso a que actúe con prontitud para proteger la plena fe y el crédito de los Estados Unidos”, termina Yellen en su carta.

¿Qué es el techo de deuda en Estados Unidos?

A diferencia de lo que ocurre en otros países como España, donde el límite se establece al gasto y no a la deuda, el Congreso en Estados Unidos fija una cantidad máxima que el Gobierno federal puede pedir prestado para financiar sus obligaciones. Esta deuda federal aumenta cuando los gastos totales superan a los ingresos totales, lo que produce un déficit presupuestario.

Como el país arrastra una falta de ingresos crónica, registra déficit presupuestario desde siempre, resultado de políticas enfocadas al gasto militar y a reducir impuestos. Así lo explica en este sentido Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. 

De hecho, el techo de deuda (actualmente fijado en los 31,381 billones de dólares), se estableció por primera vez en 1917 para financiar los gastos de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, el poder legislativo ha aprobado aumentarla hasta en 102 ocasiones. “Los aumentos del gasto en programas de vejez y jubilación, la menor recaudación tributaria y las actividades federales relacionadas con la Gran Recesión y en respuesta a la pandemia COVID-19 han contribuido al aumento de los niveles de deuda”, según indican los servicios de estudios del Congreso.

¿Cómo se eleva el techo de deuda?

La Constitución otorga a la Cámara de Representantes el poder de restringir la cuantía de la deuda federal. Según la legislación, el Congreso ejerce este poder a través del límite de deuda. De esta forma, cuando los niveles de deuda se acercan al límite establecido, el poder legislativo es el que puede optar por mantenerlo, aumentarlo para permitir un mayor endeudamiento federal, suspenderlo temporalmente o abolirlo.

Esta distribución del poder es la razón de décadas de enfrentamientos por el límite de deuda cuando el bipartidismo reparte diferentes pesos entre los poderes del estado. El actual conflicto entre un presidente demócrata y un Congreso bajo control del Partido Republicano ya ha ocurrido en otras ocasiones. La última fue en 2011, cuando el expresidente Barack Obama tuvo que recortar gastos en programas sociales para cumplir in extremis la condición del Congreso para aumentar el techo de gasto y evitar el impago. Una dura negociación provocó la única rebaja de la calificación crediticia en la historia del país. 

No obstante, la situación actual es diferente. “Los republicanos ultras, que incluso frustraron la elección de su presidente en el Congreso por considerarlo demasiado moderado, no se lo pondrán fácil a Biden”, apunta Sanabria. “En el mejor de los casos, condicionarán la subida del límite a que el Gobierno recorte gastos sociales y baje impuestos a las grandes fortunas. En el peor, bloquearán cualquier tipo de acuerdo y se negarán en rotundo a subir el techo, algo que nunca ha ocurrido”. 

¿Cuál es el riesgo de no aumentar el techo de deuda?

Si no se llega a un acuerdo, las medidas extraordinarias se agotarán y el país se quedará sin liquidez suficiente para afrontar sus pagos. A corto plazo esto afectará a “todo lo público”, como indica Sanabria. “Quedarán especialmente afectados los funcionarios, los militares o el personal del servicio postal que dejarán de cobrar, pero también el impago afectará al sector social y al sanitario”, enumera el profesor de la Complutense. Es decir, el país sufrirá un colapso sin precedentes, un trastorno temporal que, si se prolonga, abocaría al país a una crisis fiscal

Y ese es el problema más grave. Sin una prórroga del techo de la deuda, Estados Unidos corre el riesgo de impago de su deuda. Algo que, según admitió Yellen, “causaría un daño irreparable a la economía de Estados Unidos, a los medios de subsistencia de todos los estadounidenses y a la estabilidad financiera mundial”.

Cuando llegue la siguiente fecha de amortización de deuda pública, si siguen sin acuerdo, el Gobierno no podrá pagar los intereses y Estados Unidos entraría en default o impago. “Lo que podría hacer que los acreedores exigieran tipos de interés más altos al Tesoro estadounidense para proporcionar capital”, añade Sanabria. Algo que repercutiría en posteriores subidas de tipos para otros tipos de deuda, incluidas las hipotecas o los préstamos al consumo.

Otra consecuencia más grave, que ya ocurrió en 2011 con Obama, es la rebaja de los valores del Tesoro estadounidense por debajo del nivel más alto, triple A. “Las agencias de calificación establecen la calidad de la deuda, es decir, la probabilidad del impago de esta deuda. Actualmente, la deuda estadounidense es la de mayor calidad del mundo. Si Estados Unidos entra en default, aunque sea temporalmente, las agencias de calificación revisarán a la baja esa calificación”. 

Incertidumbre financiera, mayor tensión en los mercados, crisis y quiebra. “Si se prolonga el bloqueo del Congreso, el desgaste será mayor y aumentará la desconfianza en el Gobierno de la economía más fuerte del mundo, que no controla su propia capacidad legislativa”.

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