Joseph Ratzinger es el nombre secular del que fuera el 265.º papa de la Iglesia católica, Benedicto XVI, con un pontificado de casi ocho años de duración. Desde su elección como sumo pontífice, su trayectoria al frente de esta institución se ha visto marcada por los esfuerzos –en ocasiones fallidos– por limpiar la Iglesia de corrupciones y luchas de poder. Este 31 de diciembre se ha confirmado su fallecimiento.
“Con tristeza les informo de que el papa emérito, Benedicto XVI, falleció hoy a las 9:34 AM en el monasterio Mater Ecclesiae en el Vaticano […] A partir de la mañana del lunes 2 de enero de 2023, el cuerpo del papa emérito estará en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan despedirse”, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
De sus orígenes modestos a su participación en el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial
Nacido el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn (Alemania), y bautizado ese mismo día, Benedicto XVI provenía de una familia de orígenes modestos. Recibió su formación cristiana, cultural y humana en la pequeña localidad de Traunstein, cerca de la frontera con Austria, donde pasó su infancia y adolescencia.
Se aferró a la fe en Cristo durante su juventud, la cual se vio marcada por el clima de hostilidad que el régimen nazi mantenía contra la Iglesia católica. Si bien Ratzinger nunca vistió el uniforme de las Juventudes Hitlerianas, este sí fue destinado en el Ejército como ayudante en los servicios antiaéreos en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Llevando el águila del Ejército que permitía ver la esvástica en su uniforme, tomó la decisión de desertar y volver a casa, como cuenta Peter Seewald en la biografía del pontífice, Benedito XVI. Una vida. No obstante, acabó siendo prisionero de los soldados aliados en el campo de Bad Aibling, donde permaneció 40 días hasta su liberación.
Su amplia carrera académica y religiosa: de sacerdote y arzobispo a cardenal
Inmediatamente después de la guerra, cursó sus estudios en la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Freising y en la Universidad de Múnich. Tras recibir la ordenación sacerdotal en 1951, comenzó su actividad de enseñanza en diversas ciudades alemanas hasta convertirse, en 1969, en vicepresidente de la Universidad de Ratisbona. Destacables son sus cargos al servicio de la Conferencia Episcopal alemana y su contribución al Concilio Vaticano II. En 1977, fue consagrado arzobispo de Múnich y Frisinga y, posteriormente, nombrado cardenal por Pablo VI.
Benedicto XVI ha estado presente, como cardenal de la Iglesia, en los cónclaves en los que se eligió a Juan Pablo I y II. En 1981, este último le nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, además de presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y de la Comisión Teológica Internacional. Tras su renuncia a la archidiócesis, se convirtió en cardenal obispo de Velletri-Segni en 1993 y fue elegido vicedecano del Colegio Cardenalicio en 1998 y decano en 2002.
Contando con ocho doctorados honoris causa y siendo académico honorario de la Pontificia Academia de las Ciencias, ha publicado obras como Introducción al Cristianismo (1968) o Dogma y revelación (1973).
Benedicto XVI, 265.º papa de la Iglesia católica
A sus 78 años, el cardenal alemán Joseph Ratzinger se convirtió en papa, bajo el nombre de Benedicto XVI, tras cuatro rondas de votaciones. Cuando, en la capilla Sixtina del Vaticano, los 115 cardenales reunidos en cónclave tomaron su decisión en la tarde del 19 de abril de 2005, el humo blanco anunció, ante las casi cien mil personas reunidas en la plaza de San Pedro, Habemus papam.
Sus primeras palabras desde el balcón central de la Basílica Vaticana fueron: “Queridos hermanos y hermanas: después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”. Así comenzaba el pontificado del primer papa del siglo XXI que, durante casi ocho años, garantizó la continuidad de la ortodoxia.
La elección de Benedicto XVI, quien siempre había velado por la pureza del dogma católico, estuvo marcada por las críticas hacia su perfil conservador y su asunción se interpretó como un restablecimiento de las visiones tradicionalistas de la Iglesia católica y una resistencia al cambio. No obstante, destacó su actividad en la promoción del diálogo interreligioso, así como sus esfuerzos por limpiar la Iglesia católica de luchas de poder y corrupciones, instaurando la Autoridad de Información Financiera (AIF) para combatir el blanqueo de dinero en el Vaticano.
Su papado se ha visto continuamente señalado por los escándalos de abuso infantil cometidos en el seno de la Iglesia católica. A comienzos de 2022, se publicó un informe elaborado por un bufete de abogados por encargo del arzobispo de Múnich, que desvelaba la comisión de cientos de abusos sexuales a menores en esta archidiócesis, según informó Vatican News. Este documento señalaba a Benedicto XVI como conocedor de cuatro casos de curas pederastas durante su arzobispado, entre 1977 y 1982, quienes seguían en sus cargos. Ante esto, el que fuera Papa emérito expresó su dolor y se disculpó con las víctimas en una histórica declaración pública. “He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares”, afirmó.
Su renuncia, un año después de la filtración de documentos secretos que involucran al Vaticano en casos de corrupción y conocida como Vatileaks, se debió a su ya débil salud y a las divisiones internas, así como a escándalos relacionados con la pederastia. Esto llevó a Benedicto XVI a tomar la decisión, el 28 de febrero de 2013, de renunciar al Pontificado, siendo el primer papa en hacerlo desde principios del siglo XV, en tiempos de Gregorio XII. Desde entonces, el papa emérito vivió apartado en el convento Mater Ecclesiae, en los Jardines Vaticanos, donde, hasta su fallecimiento, llevó una vida dedicada a la oración, el estudio, la lectura y la música.
Los últimos días de Benedicto XVI
La mañana del 28 de diciembre, los medios internacionales se hicieron eco del débil estado de salud de Benedicto XVI tras la petición del papa Francisco, en la Audiencia General, de una oración especial para su antecesor, a la que se han sumado los episcopados, cardenales, obispos, instituciones católicas y otras confesiones religiosas de todas las partes del mundo.
Habiendo fallecido a sus 95 años, Benedicto XVI se ha convertido en el segundo papa más longevo de la historia. Todos aquellos que le habían visitado durante los últimos meses aseguraban que, a pesar de que se le veía frágil, sin caminar y hablando con un hilo de voz, estaba completamente lúcido.
Protocolo tras el fallecimiento
La incertidumbre se había apoderado de los días previos a su muerte por la falta de normas sobre cómo proceder. No existe actualmente ningún estatuto sobre la figura del papa emérito, pues Benedicto XVI fue el primer pontífice en renunciar al cargo en casi 600 años. Podrían seguirse los mismos pasos que se suelen dar tras el fallecimiento de un papa, contenidos en la Constitución Universi Dominici Gregis, salvo la apertura de un cónclave, la destrucción del anillo papal y algunos otros matices, según indica la agencia EFE.
En este caso, no será el camarlengo, sino el propio papa Francisco quien se encargue de las disposiciones relativas a la apertura del testamento, como apuntan desde EFE. También será él quien celebre la misa de su funeral, a la que estarán invitadas las máximas autoridades de todos los Estados, constituyéndose esta como la primera vez en la historia en la que un papa presida el funeral de su inmediato predecesor. Su entierro tendrá lugar en la cripta situada bajo la Basílica Vaticana, dedicada a los pontífices.
Fuentes
La Santa Sede
Vatican News
Agencia EFE
El País
Peter Seewald (2020). Benedicto XVI. Una vida. Ediciones Mensajero