Registradas alegaciones por la planta de biogás de Oliva de la Plasencia

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  • Ecologistas en Acción de Extremadura denuncia la falta de transparencia de la Junta de Extremadura, que permite a la promotora gran cantidad de información relevante velada.
  • En las alegaciones se exponen varios riesgos para la salud y el medio ambiente que estas plantas han ocasionado en los últimos años para que puedan prevenirse y evitarse.
  • Preocupa la cercanía de la planta a la población por las molestias de olores y ruidos que son quejas en otras localidades en las que se han implantado.

En las alegaciones presentadas en junio, Ecologistas en Acción de Extremadura solicitaba que se diera cumplimiento a lo establecido en el artículo 7.e) de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno y en consecuencia, de manera inmediata, se publicara en la página web de consulta pública de acceso general  toda la documentación del expediente sobre autorización ambiental integrada del proyecto de la planta de biogás y se abriera un nuevo plazo de exposición pública. Con fecha 20 de agosto de publicó una corrección de errores reconociendo la falta transparencia, pero hay aún información velada junto con las omisiones y la falta de detalle de la documentación original

La falta de información no permite hacer una valoración técnica del proyecto ya que no se explican de forma adecuada los procesos, flujos y mecanismos de la planta: qué se va a hacer con el digestato sólido y líquido; cómo se justifica que los polifenoles causantes de la toxicidad del alperujo hayan desaparecido en la biodigestión; cómo se van a controlar posibles fugas y contaminación de aguas superficiales o subterráneas si no se han previsto piezómetros para su detección; tampoco se detalla el sistema de desulfuración del digestor; ni cómo evitar la fermentación precoz de las balsas de acopio con una lona si la cobertura es hermética, ni explica cómo abordar la posibilidad de lluvias torrenciales que provoquen colmatación de la balsa de digestato líquido y lixiviados, etc.

Una de las alegaciones ofrece datos de un informe dinámico de olores que ilustra la realidad física del mal olor, más allá de las quejas de las personas que los sufren en la cercanía de proyectos similares. Por ello se pide que la planta se aleje de la población.

Por otro lado, varios estudios académicos denuncian problemas de salud ocasionados por bacterias que podrían generarse durante la fermentación anaeerobia y que permanecen en el digestato, (botulismo, tétanos, salmonella) que pueden causar enfermedades mortales en animales de granja y humanos. Puede haber riesgo de accidentes, sea por defectos de construcción o de mantenimiento de la planta, a veces han ocurrido grietas en el hormigón armado por ser los digestantes muy corrosivos, con posibles filtraciones.

En 2014 el Comisario de Medio Ambiente de la UE precisó que se debía aplicar la legislación de residuos tanto para el biogás como para el digestato, pues los gases producidos por la digestión anaerobia contienen altos porcentajes de gases tóxicos para la salud y deben someterse a costosos procesos de purificación antes de ser utilizados como fuente de energía y Gianni Tamino, biólogo miembro de la Asociación italiana de Médicos para el Medio Ambiente, que fue profesor de la Universidad de Padua y eurodiputado Verde afirma que “estas plantas no tienen nada que ver con los objetivos de la descarbonización de nuestra economía. Este tipo de plantas continúan con la lógica de quemar, con el hecho de que los restos de alimentos y despojos de seres vivos alimenten las máquinas para producir energía y crear metano, en el proceso se produce contaminación y CO2 . Si hay combustión no puede haber economía circular”.

En el caso de los residuos de almazaras, nos topamos con el problema de dejar a la intemperie el alperujo soltando el 75% del metano que contiene y posiblemente acabando en arroyos o ríos, o en el suelo provocando una contaminación difusa que llega a las masas de agua. Pero la necesidad de reciclar el alperujo no debería ser excusa para blanquear el sistema de olivar intensivo de regadío, convirtiendo así este tipo de plantas en nuevas fábricas para generar residuos. Las plantas de biogás, aún con su parte práctica para valorizar el alperujo,  ni son verdes verde, ni circulares, ni ecológicas, porque tanto el biogás como el digestato no dejan de ser residuos que hay que purificar, y si con estos residuos se obtiene rentabilidad económica, el sistema se esforzará en generar más residuos en lugar de intentar reducirlos en aras de la circularidad y la reducción de su huella de carbono.

La avalancha de proyectos en Extremadura y en otras regiones y países, animados por las subvenciones relacionadas con la producción de gas parece que están motivados por la rentabilidad económica. Una burbuja de este negocio que no va bien ni para la circularidad ni para la descarbonización.

Pueden consultar aquí las alegaciones presentadas por Ecologistas en Acción de Extremadura en junio.

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