En los últimos cinco años, la potencia renovable instalada en España ha pasado de los 48.166 megavatios de 2017 a los 70.451 de 2022, un aumento de casi el 50%, según datos de Red Eléctrica. Tras estas cifras está la historia de municipios como Muras, en Lugo, donde hay un total de 282 molinos eólicos, algunos a menos de 200 metros de las viviendas en las que residen sus 606 habitantes, según su alcalde, Manuel Requeijo, con su correspondiente impacto social y ambiental.
Así, se produce un choque entre la instalación de renovables, clave para el proceso de transición energética, y los vecinos de los territorios en los que se instalan plantas eólicas y fotovoltaicas. “No estamos acostumbrados a ver dónde se produce la energía que utilizamos”, expresa Sara Pizzinato, coordinadora de campaña de Transición Energética de Greenpeace a Newtral.es.
Por ello, pese a que las eólicas y las fotovoltaicas son “las que menos impacto tienen en su entorno”, como asegura a Newtral.es Romain Zissler, investigador sénior del Instituto de Energía Renovable (REI, por sus siglas en inglés), es necesario conseguir la “aceptación social” mediante herramientas de compensación, una adecuada planificación y haciendo partícipes de los proyectos a los residentes en el territorio.
Eólicas y fotovoltaicas, claves para la transición energética, pero a cambio de cierto impacto social y ambiental
Todas las infraestructuras energéticas tienen un impacto social y ambiental allí donde se instalan, también las plantas eólicas y fotovoltaicas. Pese a ser las que menos huella dejan en el territorio, de acuerdo con Zissler, existen inconvenientes tanto para el propio medioambiente como para los habitantes de la zona, que deben ser resueltos o, al menos, compensados.
De estas dos plantas de generación renovable, las eólicas son las de mayor impacto ambiental, según explica a Newtral.es Javier Andaluz, coordinador de Clima y Energía en Ecologistas en Acción. Sus efectos sobre el entorno se distribuyen en dos fases: la de construcción y la de funcionamiento. La primera genera “dispersión de animales, un proceso denominado fragmentación de hábitat”, mientras que en la segunda se puede producir la colisión de aves con las aspas de los aerogeneradores, de acuerdo con Andaluz.
Su implantación no solo puede afectar directamente a la fauna y la flora de la zona, debido al impacto ambiental, sino que también puede causar molestias a los residentes en los municipios colindantes o a quienes ven sus terrenos ocupados por este tipo de instalaciones eólicas y fotovoltaicas. Según Requeijo, alcalde de Muras, los inconvenientes “no están suficientemente valorados”, entre los que menciona el ruido o el impacto visual de los aerogeneradores. “Vivas donde vivas, mires para donde mires tienes molinos”, explica sobre su municipio.
En él se instalaron plantas eólicas sin tener en cuenta las necesidades de los vecinos. No obstante, ahora se ha convertido en un ejemplo de buenas prácticas a través de la redistribución de los ingresos procedentes de la eólica por parte del Ayuntamiento, de acuerdo con el informe de Ecodes sobre los aspectos clave para garantizar “la armonía entre los proyectos de energías renovables y el territorio”.
Soluciones para conseguir la aceptación social de la instalación renovable
Para lograr una efectiva transición energética, la aceptación social de las renovables es clave para su implementación. “Existen empresas que no trabajan bien la relación con el territorio”, reconoce Robert Navarro a Newtral.es, presidente de la sección eólica de APPA Renovables.
A su juicio, es importante escuchar a todo el mundo para evitar conflictos. Algo que, sumado a un proceso de pedagogía y de compensación, facilita la transición energética y minimiza el impacto social y ambiental de eólicas y fotovoltaicas, como apunta Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
El informe de Ecodes trata de recopilar los elementos a tener en cuenta para la instalación de renovables en un determinado territorio. Uno de ellos es la selección del emplazamiento, evitando zonas protegidas o de especial relevancia natural, y considerando cuáles son las áreas menos productivas, en el caso de tierras de cultivo, o las que menos impacto visual van a tener. Durante todo este proceso, la comunicación con la población afectada es primordial, llegando a acuerdos de compensación con los residentes e, incluso en algunos casos, haciéndolos partícipes directamente de la inversión en el proyecto.
Asimismo, tanto en la etapa de construcción como de funcionamiento, lo ideal es dar prioridad a la población local para que los beneficios de las instalaciones —no solo el impacto social y ambiental de eólicas y fotovoltaicas— repercutan en la zona. De manera adicional, se pueden incorporar actuaciones en materia de educación ambiental y formación energética.
No obstante, pese a estas medidas para reducir al mínimo el impacto social y ambiental de eólicas y fotovoltaicas, Pizzinato, de Greenpeace, hace énfasis sobre la necesidad de reducir la demanda energética para lograr una transición eficiente. “La energía más verde de todas es la que no se consume”, sentencia.
Fuentes
Datos de Red Eléctrica sobre potencia renovable instalada
Número de habitantes de Muras según el Instituto Nacional de Estadística (INE)
Manuel Requeijo, alcalde de Muras
Sara Pizzinato, coordinadora de campaña de Transición Energética de Greenpeace
Romain Zissler, investigador sénior del Instituto de Energía Renovable (REI, por sus siglas en inglés)
Javier Andaluz Prieto, coordinador de Clima y Energía en Ecologistas en Acción
Análisis de los aspectos clave de protección de la biodiversidad y socioeconómicos para garantizar la armonía entre los proyectos de energías renovables y el territorio, de Ecodes
Robert Navarro, presidente de la sección eólica de APPA Renovables
Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE)