Fiebre, dolor muscular, tos y mocos en algunos casos… para muchas personas eso sonaría a una covid de libro si no fuera porque, a la hora de hacer el test, aparece una línea junto a la marca de ‘gripe B’. ¿Gripe B? Hasta la llegada de estas pruebas rápidas casi nadie ponía apellidos a procesos gripales típicos de los inviernos. Este año no sólo tenemos nuevas herramientas diagnósticas. También un repertorio de virus a los que una parte de la infancia apenas se había enfrentado.
Según el último informe de vigilancia de infecciones respiratorias del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el ascenso de los casos detectados en centros de primaria empezó en la cuarta semana de enero. Es decir, a la vuelta de las vacaciones navideñas. Se iniciaba así una segunda ola de gripe tras cinco semanas de descensos y tras haber dejado atrás el pico de la primera ola de influenza hacia mediados de diciembre de 2022.
Lo significativo es que este repunte se debe a la gripe B. Según explicaba a Newtral.es la profesora de la UB Ángela Domínguez (UB) cuando se lanzaron los test de covid + gripe A y B, no hay realmente unos síntomas muy específicos del virus de influenza tipo B. “Lo que interesa siempre es hacer un seguimiento a nivel poblacional para conocer los virus de la gripe que están ocasionando más gravedad y tenerlo en cuenta para la preparación de las vacunas”.
Sí es cierto que esta gripe B –esencialmente humana–, como casi siempre, está afectando más a la infancia que a población adulta. Aunque, no es menos cierto, provoca hospitalizaciones en personas mayores con patologías de base, como ocurre con otros virus de influenza o el SARS-CoV-2. En este sentido, se tiende asociar la gripe B como más leve. Pero, como explicaba la doctora Domínguez, más por su impacto poblacional. Los más mayores se infectan menos, luego habrá menos hospitalizaciones.
Una segunda ola de gripe B que tiende a estabilizarse
La segunda onda epidémica de gripe tipo B apunta a estabilizarse, aunque la tasa de hospitalizaciones en los mayores de 79 años no desciende, según la red de vigilancia epidemiológica. La transmisión muestra “signos de estabilización”, con 258 casos por cada 100.000 habitantes, tras el pico de incidencia de mediados de febrero que superó los 270.
Con el inicio de febrero, hubo un leve aumento de las hospitalizaciones globales, que pasaron del 2,1 a 2,9 casos por cada cien mil habitantes (más del doble que la tasa de hospitalización por covid). Los mayores registros de ingresos se han estado dando en mayores de 80 años (18,1 por 100.000).
La tasa de ingresos por gripe ha duplicado a la de covid, pero el pico de contagios parece haberse alcanzado.
En la última semana, las consejerías de sanidad de algunas comunidades han indicado que este aumento de gripe, en medio de una ola de frío, ha superado el umbral base (algo menos de 25 casos por cada 100.000 habitantes). Han llamado a aumentar la vacunación en las personas de mayor edad y en niños, aunque los virus gripales de tipo B no se asocien a una mayor gravedad en los cuadros.
La Comunidad de Madrid constató que se trata de un incremento que se traduce en un leve aumento de la actividad asistencial en los centros sanitarios y hospitales y que se encuentra “bajo control”, pero la vigilancia se mantiene, según reporta Efe.
Que haya dos olas en una misma temporada de gripe no es habitual pero tampoco extraño. Que haya tantas semanas de diferencia entre olas y que la segunda sea mayor que la primera y esté provocada por un tipo B ya es más raro. Las gripes B se imponen de tarde en tarde, cada varias temporadas. Pero en esta ocasión se han sucedido una ola muy tempranera de A y una muy tardía de B.
Una llamada a la vacunación tardía
Otras comunidades como Aragón han apuntado a un nuevo pico, con un llamamiento desde Salud Pública a los profesionales sanitarios para que se vacunen frente a la gripe. Las tasas vacunales para este sector alcanzan el 35 y 40%, por debajo del objetivo general del 75% que se establece en cada campaña para todos los grupos de riesgo.
En Baleares, y ante el descenso abrupto de las temperaturas, han pedido también seguir vacunando contra la gripe y la COVID-19 en estas semanas; especialmente entre personas mayores de 65 años o con alguna enfermedad crónica (cardiopulmonar, metabólica e inmonológica).
Según datos de Sanofi, alrededor del 67,3% de los mayores de 65 se ha vacunado contra la gripe. Lo ideal, según sanidad, sería llegar al 75%. A estas alturas de temporada, no se solía indicar, porque ya estamos en puertas de la primavera. Pero, ciertamente, podría estar indicada porque la incidencia semanal ha superado al pico de la primera ola de otoño.
La vacuna de este año era especialmente efectiva contra el tipo que circuló en otoño, la gripe A(H3N2) no contra la gripe B. Pero, como con covid, siempre se consiguen evitar casos graves, como también recuerda la doctora Domínguez.