El anonimato es un asunto que trae cola en el mundo tecnológico: está presente en los debates más importantes sobre Internet desde sus inicios y cada vez que un grupo político lo saca a colación vuelve a copar titulares y temas de conversación. A día de hoy, con el modelo de Internet con el que convivimos, el gran reto está en encontrar el consenso en torno a una regulación que proteja a los usuarios sin que tengan que desvelar su identidad. Comentamos en este programa de la Maldita Twitchería cuál es la situación actual y cuáles son las perspectivas de cara al futuro.
Internet es un espacio más en el que podemos ejercer nuestros derechos
Nuestra primera invitada, Yolanda Quintana, coordinadora de la Plataforma por la Libertad de Información (PLI) comenta que desde dicha plataforma siempre han "hecho hincapié en que Internet es una esfera más de nuestra vida, otro lugar en el que ejercer nuestras libertades, como la prensa, de expresión, de creación o de manifestación". Por tanto, no tiene que haber mayor vigilancia que la que hay en otros espacios y se tendrían que preservar los derechos que ejercemos en ese espacio de igual forma que en el mundo físico.
"Hablamos de libertades fundamentales muy tasadas", añade Quintana, "y que Internet haya permitido ampliar derechos para informar u organizarnos, ha supuesto que al mismo tiempo los poderes públicos, económicos y mediáticos se hayan visto retados y hayan querido legislar en el sentido de restringir ciertos derechos y libertades en Internet que en el mundo físico no se tocan". Aquí puedes ver su intervención:
"El anonimato hay que protegerlo siempre"
Es la principal conclusión que plasmó en el programa el abogado Javier de la Cueva, especializado en tecnologías de la información y casos de anonimato en Internet. Desde los grupos políticos, de cuando en cuando surgen iniciativas que buscan eliminar en parte el anonimato basándose en que así se podrá perseguir delitos cometidos por usuarios que no desvelan su identidad real. "Hay que perseguir el crimen pero lo que no se puede hacer para perseguir el crimen es perseguir el anonimato", avisa. Otra cosa es que, una vez confirmado un crimen, se demuestre que se realiza "de forma embozada, bajo una capa, un disfraz" y se pueda imponer un mayor castigo.
De la Cueva también nos da tres motivos por los cuales a todas las personas que nos relacionamos en espacios online nos debe importar que se respete el anonimato: hay posibilidad de que algo que hagamos en el presente no se vea con los mismos ojos en el futuro; la interpretación que se haga de nuestros actos en un lugar no tiene por qué coincidir con la que se hace en otro; y la tercera es que estamos constantemente expuestos a que se nos perfile en base a nuestros datos personales. Aquí te dejamos la intervención completa del abogado:
Verificación de identidad en redes sociales: una tarea (casi) imposible
Que podamos ser anónimos en Internet tiene también mucho que ver con la forma en la que nos presentamos en redes sociales. En algunas, como Facebook, estamos obligados a desvelar nuestra identidad real, pero no así en Twitter, por ejemplo. Sin embargo, no existe un método estándar para identificar a los usuarios. "Se han probado diferentes metodologías pero en el fondo siempre está la picaresca del humano. Entre que tecnológicamente es muy difícil poder coordinar las diferentes formas de autentificar a un usuario, por otro lado se da la situación en la que esto puede ser manipulado", explica Selva Orejón, directora ejecutiva de onBranding y experta en identidad digital.
¿Qué datos personales nos deberían pedir las plataformas para esa labor, en ese caso? "Se podrían solicitar ciertas informaciones en función de lo arriesgado que sería el que se filtrasen unos datos, pero a mi no me da más confianza", admite esta especialista:
Anonimato vs. pseudonimato
Borja Adsuara, abogado y consultor especializado en protección de datos, expone que el verdadero anonimato en Internet no existe: "Hay mucha gente que confunde el anonimato con el pseudonimato porque piensa que su cuenta en redes sociales es anónima, cuando en realidad es pseudónima porque usa un nombre falso". Justifica que a toda persona que usa un pseudónimo se le puede terminar identificando bajo una orden judicial.
"En el Reglamento General de Protección de datos se diferencia un dato anonimizado de uno pseudonimizado en que no se puede identificar al sujeto. Si sí se puede identificar al sujeto no es anónimo", afirma. Bajo esta premisa, la regulación propuesta por algunos grupos podría poner en peligro que incluso el pseudonimato fuese posible. Aquí puedes ver el final del programa con el abogado: